OBESIDAD
JANO.es · 22 febrero 2012
El último informe de este organismo internacional señala que en los últimos diez años la obesidad ha crecido entre un 2 y un 3% en Francia y España, mientras que en Inglaterra, Hungría, Italia, Corea y Suiza se ha frenado.
Cada vez más personas en los países desarrollados presentan problemas de sobrepeso y obesidad, según los datos divulgados ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuyos expertos señalan que las tasas de obesidad varían mucho entre estos países, desde el 4% de Japón o Corea hasta el 30% de México o Estados Unidos.
El informe de la OCDE señala que en los últimos diez años la obesidad ha crecido entre un 4 y un 5% en Canadá, Irlanda y Estados Unidos. Asimismo, ha aumentado entre un 2 y un 3% en Francia y España, mientras que en Inglaterra, Hungría, Italia, Corea y Suiza se ha frenado.
Respecto a España, este organismo destaca que la tasa de obesidad en adultos "ha experimentado un leve aumento" en los últimos diez años, aunque se mantiene "bastante estable desde principios de 2000". Con todo, el número de personas obesas ya "supera a la media de los países de la zona" y la OCDE calcula que, entre 2010 y 2020, el sobrepeso y la obesidad pueden crecer hasta un 7%.
"Una de cada seis personas es obesa en España", apunta el estudio, que subraya también que, al igual que en el resto de países de la OCDE, las mujeres españolas con menor nivel educativo son tres veces más propensas a presentar sobrepeso que las mujeres con más estudios, una disparidad que es "mucho menor entre los hombres".
En lo que se refiere a los niños españoles, la OCDE apunta que su tasa de obesidad se sitúa "entre las mayores" de la zona. "Uno de cada tres niños entre los 13 y los 14 años tiene sobrepeso", subraya el documento.
Estos datos contrastan, por ejemplo, con los de Inglaterra, Francia, Corea o Estados Unidos, donde la obesidad infantil se ha estabilizado, en parte, según la OCDE, gracias a que la mayoría de sus gobiernos han aumentado los esfuerzos para combatir sus principales causas, con impuestos especiales sobre los alimentos ricos en grasas y azúcares, o con medidas legales puestas en marcha en 2011, como ha ocurrido en Dinamarca, Finlandia, Francia o Hungría.
Ver informe OCDE