La diabesidad, esto es, la confluencia en un mismo paciente de obesidad y diabetes tipo 2, constituye ya en la actualidad una epidemia. No en vano, hasta nueve de cada diez diabéticos experimenta una ganancia de peso, razón por la que se explica el notable incremento de la incidencia de diabesidad observado en los últimos años.

 

En consecuencia, y dado que tanto la obesidad como la diabetes tipo 2 son dos enfermedades que, en sí mismas, afectan a un gran número de población, su unión constituye un grave problema de salud que es necesario atajar a la mayor brevedad posible. Y es que como recuerda el Dr. Eduard Montanya, jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari de Bellvitge, “las comorbilidades asociadas a obesidad, además de la diabetes tipo 2, son muchas y variadas. Las más destacables son insulinoresistencia, hiperlipemia, sobrecarga en las articulaciones y, por tanto, dificultades en la movilidad, hipertensión arterial, apnea del sueño, algunos tipos de cáncer y, por supuesto, enfermedad cardiovascular. De hecho, el riesgo de enfermedad cardiovascular aparece con un índice de masa corporal ligeramente alto. Esta circunstancia es incluso más peligrosa en el caso de los jóvenes y adolescentes con sobrepeso. Un dato importante teniendo en cuenta que España es el segundo país europeo con mayor tasa de obesidad infantil. Al final, el paciente obeso ve mermada su esperanza de vida”.

 

Para frenar esta epidemia, la primera recomendación que hacen los expertos es un cambio de los hábitos de vida incluyendo ejercicio físico y una dieta saludable a fin de detener el aumento de peso. “Cuando hablamos de pérdidas de peso que benefician al paciente con diabetes, no es necesario pensar en el peso ideal, sino conseguir una reducción del mismo razonable y realista. Mínimas pérdidas de peso tienen un efecto muy beneficioso para el paciente”, asegura el Dr. Montanya, ponente en el Simposio “El tratamiento de la Diabetes en la era de la Diabesidad”, celebrado en el día de ayer en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que se está desarrollando en Zaragoza.

 

 

 

Como apuntó el Dr. Montanya, “el peso es uno de los elementos que, a la hora de prescribir uno u otro tratamiento, tienen en cuenta los expertos junto con el control metabólico, la seguridad y el riesgo de hipoglucemias”. Afortunadamente, el arsenal terapéutico disponible para el tratamiento de la diabetes tipo 2 es amplio y permite barajar diferentes opciones eficaces con un menor efecto sobre el peso. Como por ejemplo, en el caso de las insulinas, donde los análogos o nuevas insulinas tienen un efecto más neutro sobre el peso que las insulinas humanas.

 

El vademécum, además, se verá próximamente ampliado en nuestro país con la llegada de liraglutida, el primer análogo del GLP-1 humano desarrollado para el tratamiento, en una sola dosis diaria, de la diabetes tipo 2. En comparación con otros tratamientos, y en opinión del Dr. Montanya, “liraglutida ha demostrado un efecto superior en la reducción de las cifras de glucosa en sangre y en la pérdida de peso de estos pacientes, al tiempo que aporta un menor riesgo de hipoglucemia y presenta un perfil de seguridad cardiovascular muy bueno y beneficios, aún a nivel experimental, en cuanto a la preservación de la función de la célula beta”.

 

En definitiva, como concluye el Dr. Montanya, “nos encontramos con un fármaco con ventajas claras para el tratamiento de la diabetes tipo 2 respecto a lo que disponíamos hasta ahora, al tener un doble beneficio en cuanto al control metabólico y control del peso, y aportar además una disminución de la presión arterial sistólica. Es una herramienta realmente útil para tratar la Diabesidad”.