NEFROLOGÍA
Carla Nieto. Madrid · 09 marzo 2012
Pese a que la prevalencia de la ERC es menor respecto a otras enfermedades, los pacientes afectados por esta patología suponen el 2,3% del presupuesto del SNS.
“A pesar de que somos un país trasplantador, lo más importante es frenar la evolución de la enfermedad renal crónica en los primeros estadios, 1 y 2 fundamentalmente, y para ello las estrategias de prevención son fundamentales: cuidar la tensión arterial, vigilar la diabetes y el colesterol, comprobar que no hay pérdida de albúmina, etc. Un simple análisis de orina y de sangre pueden dar las claves para identificar esta patología y atajar su evolución. En este sentido, se puede decir que el trasplante renal supondría un fracaso, pues significaría que no hemos logrado frenar la evolución de esa enfermedad”, señaló el doctor Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) con motivo de la celebración del Día Mundial del Riñón que este año tiene como lema 'Riñones para vivir'.
El presidente de la SEN se refirió también a la estrecha relación existente entre la enfermedad renal y las cardiopatías. “Se trata de dos procesos íntimamente relacionados, ya que conforme avanza la enfermedad renal se incrementa enormemente el riesgo cardiovascular, de ahí la importancia de las políticas de prevención”.
Según Martínez Castelao, a pesar de que la ERC es una patología con una prevalencia menor respecto a otras enfermedades (se estima que afecta a unos 50.000 pacientes), supone un gasto muy elevado para el Sistema Nacional de Salud, ya que los afectados consumen el 2,3% del presupuesto del SNS.
Por su parte, la doctora Beatriz Domínguez-Gil, especialista en Nefrología de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), señaló que el trasplante es la mejor terapia disponible para los pacientes con enfermedades renales crónicas, ya que proporciona mejores resultados en términos de supervivencia y calidad de vida, además de ser la opción de menor coste, e hizo especial hincapié en el importantísimo papel que ocupa nuestro país en este tipo de intervención. “En el año 2011se alcanzó un hito histórico en cuanto al trasplante renal en España, realizándose 2.500 intervenciones de este tipo, lo que supone 53 trasplantes por cada millón de habitantes. Esto significa que nuestro sistema es cada vez más efectivo y roza los niveles de excelencia”. La doctora Domínguez-Gil también se refirió a las excelentes perspectivas que existen respecto al trasplante de donante vivo, “la mejor opción terapéutica pata el paciente con insuficiencia renal crónica. El año pasado se realizaron en nuestro país 312 trasplantes renales de esta modalidad, el 12,5% del total de trasplantes renales. Así mismo, con el programa de trasplante renal cruzado, del que actualmente forman parte 15 centros españoles, se están consiguiendo resultados muy positivos. Estas modalidades, junto con la del buen samaritano, abren un panorama muy prometedor en este campo”.
Durante su intervención, el doctor Manuel Arias, presidente de la Sociedad Española de Trasplantes (SET), comentó que a la hora de valorar la excelente posición que ocupa nuestro país en el tema de los trasplantes no sólo hay que tener en cuenta la cantidad de intervenciones que se realizan sino también una serie de factores que contribuyen a que nuestro sistema sea un modelo a nivel mundial. “Uno de estos factores es que es un tipo de actuación en la que interviene un equipo multidisciplinar muy cualificado. También influye en la calidad del sistema el hecho de que en España todos los fármacos necesarios para el paciente trasplantado son gratuitos, algo que no ocurre en otros países como, por ejemplo, Estados Unidos”.
El doctor Arias se refirió también al papel que han jugado en este sentido la aparición de fármacos inmunosupresores más eficaces, los avances en la monitorización inmunológica y la incorporación de los nuevos tratamientos biológicos. “Esta situación privilegiada tiene que servir como reflexión para que los pacientes sean conscientes de que la gratuidad no debe llevar al abuso y, también, en el caso de los médicos, para llevar a cabo un mayor control del gasto sanitario”.