XVII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA
Los esquemas hipofraccionados reducen en dos semanas el tiempo de radioterapia en cáncer de mama
JANO.es · 20 junio 2013
La radioterapia reduce en un 70% el riesgo de que la enfermedad se reproduzca en la mama, en la cicatriz de mastectomía o en los ganglios linfáticos.
Actualmente ocho de cada diez pacientes afectadas de cáncer de mama reciben radioterapia, un tratamiento que cada vez se muestra más eficaz. Los datos de supervivencia siguen al alza: en estadios tempranos, los más comunes en la detección, la supervivencia es del 90%. Así lo ha puesto de manifiesto el doctor Manuel Algara, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Parc de Salut Mar de Barcelona, en el XVII Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Este experto ha asegurado que “las mejoras tecnológicas introducidas en los últimos años han propiciado que el beneficio que la irradiación produce en las pacientes no se limite a disminuir las recidivas (la reaparición del tumor maligno) locales, sino que las mujeres que se irradian aumenten su supervivencia. El balance terapéutico sale beneficiado por la disminución de la morbilidad que se consigue con el empleo de las nuevas tecnologías”.
Las novedades en el campo de la radioterapia aplicada al cáncer de mama pasan por definir nuevos esquemas de irradiación más cómodos y más fáciles de integrar en el complejo tratamiento multidisciplinar que reciben las pacientes. En ese sentido, recientemente han aparecido los esquemas de tratamiento denominados hipofraccionados, con los que se obtienen, señala el Dr. Algara, “los mismos resultados que con los tratamiento anteriores pero en mucho menos tiempo, tan solo tres o cuatro semanas, e incluso menos”.
Entre los ensayos y protocolos encaminados a disminuir aún más el número y hacer la irradiación del cáncer de mama más cómoda para las pacientes, destacan los estudios de los Dres. Montero (Hospital Ramón y Cajal de Madrid y Moreno (Institut Català d’Oncologia de l’Hospitalet), que prueban la utilidad del hipofraccionamiento en una serie de más de 1.000 pacientes, y el de la Dra. Rodríguez de Dios (Hospital de la Esperanza de Barcelona), que constata la utilidad de la irradiación parcial acelerada realizada mediante radioterapia externa en un subgrupo definido de pacientes. Gracias a todo ello, los cambios en el tratamiento del cáncer de mama con radioterapia están suponiendo “una auténtica revolución”, según el Dr. Algara, que se encaminan a dar la misma dosis de radiación en menos días y hacer la radioterapia más cómoda para las pacientes.
La radioterapia es un pilar básico en el tratamiento del cáncer de mama, tanto tras cirugía conservadora como tras mastectomía. Tanto es así que con la radioterapia se reduce un 70% el riesgo de que la enfermedad se reproduzca en la mama, en la cicatriz de mastectomía o en los ganglios linfáticos.
Novedades tardías
Sin embargo, las incorporaciones de las novedades en el tratamiento tardan en llegar a muchos hospitales españoles: “Si nos referimos a la incorporación de las novedades farmacológicas, podemos decir que en el momento que existe evidencia científica de su utilidad, son incorporadas sin excesivos problemas. Pero si hablamos de novedades tecnológicas, el panorama es totalmente diferente”, según este experto. La incorporación de nueva tecnología implica inversiones y periodos de amortización que debería ser de 10 años, pero en muchas ocasiones pasan de 12 ó 13. Ello hace que se produzcan diferencias entre comunidades autónomas o entre servicios, en función de cuando realizaron la última inversión. El Dr. Algara señala que “los servicios que se renovaron hace 2 o 3 años cuentan con todas las novedades tecnológicas necesarias para hacer una radioterapia de primerísima línea, mientras los que se renovaron hace más de 10 años necesitan cambiarse”.
Por ello, este experto propone nuevos sistemas de contrato entre los hospitales y las empresas que fabrican la tecnología: “la renovación de un servicio de radioterapia implica una inversión de aproximadamente 8 millones de euros. Las empresas suministradoras y las administraciones sanitarias deberían establecer un nuevo sistema que garantizase la renovación continua de las unidades de tratamiento, de forma que cada servicio disponga, como mínimo, del equipamiento para cumplir con los estándares establecidos a nivel internacional siempre y no en función de cuando le toca la inversión”.