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Madrid acogió la pasada semana la constitución de la Sociedad Española de Prebióticos y Probióticos, que tuvo lugar durante la celebración del II Workshop probióticos, prebióticos y salud: evidencia científica. Tal y como explicó el coordinador de este encuentro y uno de los impulsores de esta asociación, el doctor Francisco Guarner, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, este proyecto surge como consecuencia de la potencia científica que existe en España en este campo. “El objetivo es reunir esfuerzos en un foro de intercambio que permita conocer lo que se está investigando a nivel público y privado para establecer sinergias que contribuyan al conocimiento sobre probióticos y prebióticos”.

En cuanto al contenido del encuentro, que contó con la asistencia de más de 200 investigadores españoles en este campo, se abordaron tres áreas fundamentales: inmunología, microbiología y usos clínicos.

“Conocemos demasiado poco del tema de la flora intestinal y la forma de intervenir sobre ella. La alta prevalencia de procesos relacionados con desórdenes digestivos, que en Europa afectan a entre 40 y 80 millones de personas, propicia que haya puestas muchas esperanzas en el papel que pueden jugar los prebióticos y probióticos”, explicó el doctor Guarner, quien destacó también los estudios presentados en áreas distintas al aparato digestivo, como los efectos de estas bacterias sobre aspectos ginecológicos y su función inmunomoduladora, y los datos arrojados sobre otra patología, la cirrosis hepática, en la que los probióticos pueden suponer una vía para prevenir la aparición de la peritonitis, una de las complicaciones más importantes de esta enfermedad.“También en el caso de la colitis ulcerosas se ha comprobado que existe una flora bacteriana deficiente e inestable, lo que en individuos con predisposición genética puede dar lugar a un brote. Hay evidencias de que los probióticos pueden aportar estabilidad al ecosistema intestinal”.

En cuanto al área de la microbiología, la doctora Teresa Requena, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación, hizo hincapié en la presentación de investigaciones muy relevantes como la que versó sobre la secuenciación del genoma completo del Lactobacillus salivarius CECT5713, una cepa probiótica aislada de la leche materna y las heces del lactante, que trata de explicar la capacidad de la madre para proteger al niño de posibles dolencias; y también en los estudios en los que se analizaron las propiedades del CLA (ácido linoleico conjugado). “Se ha comprobado que esta sustancia puede tener efectos positivos en la pérdida de peso y también en la prevención del cáncer. La vía para acceder a estos beneficios es enriqueciendo con ella un preparado lácteo”.

Por su parte, la doctora Ascensión Marcos, del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición, señaló que en el campo de la inmunología tiene gran importancia la descripción de los distintos marcadores que hay que analizar para determinar y medir la capacidad inmunomoduladora de estos microorganismos.

En este sentido, la doctora Marcos explicó que “si bien existen evidencias de que los probióticos son una opción en las enfermedades autoinmunes, los mecanismos de esa acción aún están por ver. Hay factores que son muy importantes como por ejemplo la dosis y el tiempo durante el cual hay que consumir estas sustancias para valorar su efectividad, y de hecho ésta es una de las líneas de investigación más activas en la actualidad”.