INMUNOLOGÍA
Ómicron es resistente a la mayoría de los anticuerpos monoclonales que se utilizan para tratar la COVID-19
Instituto Pasteur · 10 enero 2022
No obstante, investigadores franceses y belgas confirman que una tercera dosis de la vacuna es capaz de neutralizar esta variante del coronavirus.
Científicos del Instituto Pasteur y del Instituto de Investigación sobre Vacunas (Francia), en colaboración con otros centros franceses y belgas, han estudiado la sensibilidad de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 a los anticuerpos monoclonales utilizados en la práctica clínica para prevenir las formas graves de la enfermedad en personas de riesgo, así como a los anticuerpos presentes en la sangre de individuos previamente infectados o vacunados, mostrando que Ómicron es mucho menos sensible a los anticuerpos neutralizantes que la variante Delta.
A continuación, analizaron la sangre de personas que habían recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer o AstraZeneca. Cinco meses después de la vacunación, los anticuerpos de la sangre ya no eran capaces de neutralizar a Ómicron. Esta pérdida de eficacia también se observó en individuos que habían sido infectados por el coronavirus en los últimos 12 meses.
Sin embargo, la administración de una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer o de una dosis única de la vacuna en individuos previamente infectados condujo a un aumento significativo de los niveles de anticuerpos que fue suficiente para neutralizar a Ómicron. Por lo tanto, esta variante es mucho menos sensible a los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 que se utilizan actualmente en la práctica clínica o que se obtienen tras dos dosis de vacuna. El estudio se publica en Nature.
Tal como explican los autores, utilizaron ensayos de neutralización rápida y comenzaron probando nueve anticuerpos monoclonales utilizados en la práctica clínica o actualmente en desarrollo preclínico. Seis de los fármacos perdieron toda la actividad antiviral y los otros tres fueron de 3 a 80 veces menos eficaces contra Ómicron que contra Delta.
"Demostramos que esta variante altamente transmisible ha adquirido una importante resistencia a los anticuerpos. La mayoría de los anticuerpos monoclonales terapéuticos actualmente disponibles contra el SARS-CoV-2 son inactivos", comenta Olivier Schwartz, coautor del estudio.
Observaron que la sangre de pacientes previamente infectados por COVID-19, recogida hasta 12 meses después de los síntomas, y la de individuos que habían recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer o AstraZeneca, tomada 5 meses después de la vacunación, apenas neutralizaban la variante Ómicron. Pero el suero de los individuos que habían recibido una dosis de refuerzo de Pfizer, analizada un mes después de la vacunación, siguió siendo eficaz contra la variante. No obstante, se necesitaron entre 5 y 31 veces más anticuerpos para neutralizar Ómicron en comparación con Delta, en ensayos de cultivo celular. Estos resultados ayudan a arrojar luz sobre la eficacia continuada de las vacunas en la protección contra las formas graves de la enfermedad.
"Ahora tenemos que estudiar la duración de la protección de la dosis de refuerzo. Es probable que las vacunas se vuelvan menos eficaces para ofrecer protección contra la contracción del virus, pero deberían seguir protegiendo contra las formas graves", explica Schwartz.
"Este estudio muestra que la variante Ómicron dificulta la eficacia de las vacunas y los anticuerpos monoclonales, pero también demuestra la capacidad de los científicos europeos de trabajar juntos para identificar los retos y las posibles soluciones", comenta Emmanuel André, coautor del estudio.
Los científicos llegaron a la conclusión de que las numerosas mutaciones en la proteína de la espícula de Ómicron le permitían evadir en gran medida la respuesta inmunitaria. Se están llevando a cabo investigaciones para determinar por qué esta variante es más transmisible de un individuo a otro y para analizar la eficacia a largo plazo de una dosis de refuerzo.
Referencia: Nature. 2022. doi: doi.org/10.1038/d41586-021-03827-2