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CARDIOLOGÍA

Perder el miedo a salvar vidas, clave para mejorar la supervivencia en casos de paro cardíaco repentino

JANO.es · 25 septiembre 2013

La campaña 'Date una segunda oportunidad' promueve la instauración en España de la ley del buen samaritano, vigente en otros países, y que exime de responsabilidad a los ciudadanos que participan en prácticas de resucitación cardíaca.

Cada año se producen en España más de 24.000 paradas cardíacas repentinas y sólo 1 de cada 20 afectados sobrevive a la misma cuando tiene lugar fuera del hospital. Por esa razón, un conocimiento sobre la gravedad del problema por parte de los ciudadanos (personal no sanitario), así como una intervención rápida, con técnicas de resucitación y con desfibrilación es fundamental para mejorar las tasas de supervivencia: se calcula que el 75% de las personas podría sobrevivir. Este es el principal aspecto que sustenta la campaña 'Date una segunda oportunidad', organizada por la Asociación Segunda Oportunidad en colaboración el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP) y el apoyo de Philips, con el objetivo de fomentar el conocimiento para actuar ante un paro cardíaco, lograr que el público pierda el miedo a hacerlo y promover que estas prácticas estén amparadas por la ley, en lo que se conoce como 'ley del buen samaritano'.

Las personas que sufren una parada cardíaca, no sólo pueden sobrevivir, sino que pueden quedar sin secuelas si un familiar, amigo o una persona que visualice el episodio realiza una reanimación precoz y sin esperar al personal especializado. En otros países la denominada “Ley del Buen Samaritano” exime de cualquier problema legal al ciudadano que voluntariamente realiza una reanimación; sin embargo, esta ley no está vigente en España y cada comunidad autónoma aplica una normativa al respecto, más o menos permisiva con respecto a que cualquier ciudadano pueda realizar una reanimación. Antonio Alba, presidente de la Asociación Segunda Oportunidad, considera que una ley como la del Buen Samaritano podría salvar muchas vidas, ya que una actuación a tiempo siempre puede beneficiar a la persona y, desde luego, nunca le perjudicará”. Y en este sentido menciona que “hoy se están produciendo algunas situaciones absolutamente absurdas, como que en un autobús de línea que pasa por dos comunidades autónomas pueda utilizarse el sistema de desfibrilación o no en función de en qué comunidad estén”.

Sin embargo, muy pocos ciudadanos son conscientes de la gravedad y menos aún estaría dispuesto a realizar esa práctica. Por esa razón, es necesario ayudar a que la gente pierda el miedo a la resucitación. En opinión del presidente de la Asociación Segunda Oportunidad “es fundamental enseñar en los colegios cómo funcionan los desfibriladores y lo que hay que hacer en caso de emergencia. Por otro lado, también estamos promoviendo el conocimiento en las empresas, enseñándoles a identificar el malestar de una parada o un infarto, además de instruirles de que si tienen un desfibrilador pueden llegar a salvar una vida”. Asimismo, los expertos consideran imprescindible que aquellos colectivos como policías, personal de transporte sanitario, bomberos, etc. tengan una formación básica en técnicas de resucitación cardiopulmonar.

Las circunstancias externas, tales como el tráfico en las grandes ciudades, los edificios altos de oficinas o lugares de trabajo situados en lugares rurales pueden retrasar de forma significativa la respuesta de los servicios de emergencia. Por este motivo, el segundo objetivo de la Campaña es el fomento del libre acceso a la desfibrilación, con la instalación estratégica de equipamientos en lugares públicos y de alta afluencia de personas, y con el entrenamiento en técnicas de resucitación cardiopulmonar.

Consenso territorial y registro de paradas cardíacas

Precisamente ese es uno de los aspectos en los que no existe uniformidad entre las comunidades autónomas, que son las que tienen la competencia de regular el uso de los dispositivos de desfibrilación externa. El doctor Ignacio Fernández Lozano, representante del CERCP, señala que “desgraciadamente la regulación no ha sido uniforme y ha seguido líneas y orientaciones diferentes. Esto ha creado un panorama confuso en nuestro país con normas y requisitos muy diferentes en los diferentes territorios del estado”. “En muchas ocasiones se ha intentado, probablemente con buena voluntad, -añade- obtener “lo perfecto” pero eso ha evitado que se produzca “lo posible”. La realidad es que en la actualidad la legislación no ayuda a la expansión de unos dispositivos que se han probado útiles y eficaces sino más bien todo lo contrario”.

Por otra parte, tampoco existe un registro unificado sobre paradas cardíacas que permita investigar y evaluar sobre resultados en salud, para poder decidir sobre las mejores pautas de intervención. Por eso los especialistas creen necesario armonizar las actuaciones en resucitación cardiopulmonar y ponen como ejemplo el proyecto OHSCAR (Out of Hospital Spanish Cardiac Arrest Registry), que pretende realizar un registro único nacional de paradas cardíacas para conocer las causas que lo provocan, dónde ocurre, la distribución por población y las tasas de supervivencia a la misma. Para el doctor Fernández Lozano, “el proyecto OHSCAR es el primer intento serio de obtener datos que permitan conocer cuál es el perfil de la parada cardiaca extrahospitalaria en nuestro país y será una herramienta de incalculable valor para diseñar estrategias que nos permitan mejorar la atención a estos pacientes”.

La supervivencia en 4 pasos

La parada cardíaca (que se debe a una disfunción eléctrica del corazón normalmente asociada a un ritmo cardiaco anormal conocido como fibrilación ventricular) es la principal causa de muerte prematura en España y, tal como explica Antonio Alba, “este problema suele confundirse con el infarto y hay que saber distinguirlo. Cuando se sufre un paro cardíaco se pierde la consciencia de forma inmediata y la persona se desmaya”. Se estima que en nuestro país se producen anualmente más de 24.000 paradas cardíacas repentinas, que afectan tanto a hombres como a mujeres, independientemente de la edad, la etnia o el estado físico. No obstante, se trata de un problema más frecuente en hombres que en mujeres y el riesgo aumenta cuando el hombre alcanza los 45 años, si tienen antecedentes familiares o por el estilo de vida.

Cada minuto que pasa tras una parada cardíaca se pierde el 10% de posibilidades de sobrevivir si nadie ayuda. Para que estas posibilidades aumenten es necesario realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP): esta acción permite mantener el flujo necesario de sangre oxigenada a los órganos vitales hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. La 'cadena de supervivencia' consta de cuatro pasos: Llamada al servicio de emergencia, resucitación cardiopulmonar (comprensiones cardíacas y respiración boca a boca); desfibrilación temprana; soporte vital avanzado (llega el personal sanitario y toma el control de la situación).

Un retraso en cualquiera de los cuatro eslabones puede comprometer la vida del paciente, sin embargo, el acceso rápido a la desfibrilación fuera del entorno hospitalario puede devolver el ritmo cardíaco normal. En este sentido, el Dr. Fernández Lozano señala que “es necesario administrar la desfibrilación dentro de los primeros minutos de la parada cardíaca para evitar el riesgo de lesión cerebral o problemas de hemiplejia, déficit de memoria, de habla o de movilidad de manera temporal o incluso irreversible”.

En este sentido, Ángeles Barrios, directora de Comunicación de Philips destaca “el trabajo de la Compañía desde hace años para conseguir que la sociedad y las instituciones sean conscientes de la importancia de disponer de desfibriladores en lugares de mucho tránsito”. “Nos parece que personas como las que integran la Asociación HC Segunda Oportunidad –añade- son la prueba de lo importante que es, en un momento crítico como el de sufrir un paro cardiaco, tener cerca un desfibrilador y alguien que pueda salvar tu vida sin que esto pueda tener ninguna consecuencia más allá de saber que has permitido que ese ser humano tenga una segunda oportunidad”.

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