OTORRINOLARINGOLOGÍA

Pérdida auditiva frecuente a causa del ruido

JANO.es · 14 noviembre 2007

El daño auditivo se origina a partir de los 90 decibelios, una barrera que puede verse franqueada por las vibraciones del tráfico en una ciudad como Madrid

A seis kilómetros de Palencia, el pueblo de Fuentes de Valdepero y la torre del homenaje de su castillo medieval se ven la mar de bien desde lo alto de la ermita románica de San Pedro, construida a finales del siglo XIII.

A caballo de la imaginación popular, hizo fortuna la leyenda de la espada del conde de Saldaña, que sobresalía de uno de los muros del castillo y en cuya empuñadura se halló un pergamino indescifrable. En noches de tormenta, se dejaban oír lamentos del alma en pena de un desconocido caballero al que la afilada hoja se llevó a mejor vida.

Éstas son tierras del noroeste del Cerrato, una comarca natural castellanoleonesa dentro de las provincias de Burgos, Valladolid y Palencia. Esta última se lleva la parte más extensa. Hacia el río Pisuerga se impone hacer alto en Villamediana. Aquí llegó un día por sorpresa el rey Alfonso VI y el pueblo, lejos de agasajarlo, hizo caso omiso de él. Enfurecido, soltó una frase que hizo fortuna: “Esto más que una ciudad, es una villa y mediana”. Su iglesia parroquial de Santa Coloma o Columba conserva algún que otro vestigio del siglo XIII. Por encima del aire góticorenacentista dominante, en su interior se levanta una pila bautismal románica de muy buen ver. Torquemada, junto a la orilla derecha del Pisuerga, queda a seis kilómetros de Villamediana. Suena terrible su sola mención, pero fray Tomás de Torquemada, primer inquisidor general, nació en Valladolid. Aquí vio la luz un familiar suyo, fray Juan de Torquemada, cronista del llamado Nuevo Mundo. La misma doña Juana la Loca vivió en este pueblo y parió a su hija Catalina, futura reina de Portugal.

Al sur de Palencia, ya en el suroeste del Cerrato, está Villamuriel de Cerrato, junto al canal de Castilla. Sobre un promontorio se levanta una suerte de fortaleza defensiva donde brilla una torre cuadrada. Es la iglesia de Santa María la Mayor, de estilo románico de transición al gótico, con aires cistercienses. El pueblo de Cubillas de Cerrato, a los pies de un nido de cuevas que se abren en los altos de El Cerrojo y Los Corrijos, se acerca un poco más a Valladolid. Antes se llamaba el lugar de las cuevillas en el Cerrato. Por aquí tienen fama sus bodegas cerrateñas, típicas de la zona, excavadas en las arcillas, los yesos o las margas. Una fuente de vida subterránea: almacén de caldos, lugar de reuniones de trabajo, de meriendas e incluso de amoríos. En el mismo Baltanás, cabecera de la comarca, el arquitecto modernista Antoni Gaudí paseó por su zona de bodegas y se quedó prendado de los humeros de mortero y piedras a flor de tierra, que le sirvieron de inspiración para diseñar obras como La Pedrera y la Sagrada Familia. Ah, el lechazo en horno de leña y las mollejas de cordero guisadas del Cerrato no dejan de ser otra cumbre del arte popular.