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Según revela un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Turku (Finlandia) y presentado en el marco del Congreso Europeo sobre la Obesidad celebrado en Amsterdam (Países Bajos), las mujeres embarazadas que toman suplementos probióticos a partir del primer trimestre de gestación tienen una menor propensión a desarrollar obesidad central después de haber dado a luz.

 

Concretamente, y transcurrido un año desde el parto, el 25% de las mujeres que recibían probióticos junto con asesoramiento alimenticio tenía obesidad central –definida como un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más puntos, o una circunferencia de cintura mayor a 80 centímetros–, comparado con el 43% de las que sólo habían obtenido consejos de alimentación.

 

En palabras del Dr. Kirsi Laitinen, director de la investigación, “este es el primer estudio que demuestra que la dieta complementada con probióticos durante el embarazo y la lactancia influye en la adiposidad femenina durante los 12 meses del período posparto”.

 

Los hallazgos provienen de un estudio con 256 mujeres embarazadas que recibieron bien cápsulas probióticas más asesoramiento alimentario, bien píldoras placebo sin consejos.

 

Las cápsulas probióticas, que contenían lactobacillus y bifidobacterium, fueron continuadas hasta seis meses después del parto, cuando las mujeres dejaron de amamantar exclusivamente.

 

Los porcentajes de mujeres con obesidad central al año eran del 25%, 43% y 40% en los grupos que recibieron, respectivamente, probióticos, sólo asesoramiento alimenticio y ningún consejo ni píldora activa. Los porcentajes correspondientes de grasa corporal fueron del 28%, 29% y 30%, respectivamente.

 

En este contexto, y si bien el Dr. Laitinen señala como limitación principal del estudio “la falta de mediciones iniciales de la circunferencia de cintura, que no fue posible de realizar en las mujeres embarazadas”, puede concluirse, como destacan los autores, que “el consumo de probióticos junto con una dieta equilibrada ofrece un método razonablemente económico, práctico, seguro y potencialmente satisfactorio para ser usado con otros factores de estilo de vida en el control de la obesidad”.