INVESTIGACIÓN

Soria confía en que el debate ético sobre células madre sea ahora menos "agrio"

JANO.es y agencias · 21 noviembre 2007

El ministro de Sanidad valora los nuevos avances que han logrado crear células madre pluripotenciales similares a las embrionarias a partir de células cutáneas adultas

Precisamente a mediados de abril, el canal Clásico de Televisión Española retransmitía la hermosa e impactante versión del Concierto para violonchelo de Dvo¢rák que años atrás Mstislav Rostropóvich interpretó con la Orquesta de la RTVE. Un público emocionado aplaudía con fervor su magistral interpretación. Pocos días después, el 27 de abril, el violonchelista moría en un hospital de Moscú.

Con Mstislav Rostropóvich desaparece el último de los tres grandes nombres que formaban la cima de la interpretación rusa. Los otros dos fueron el violinista David Oistrakh y el pianista Sviatoslav Richter, una conjunción irrepetible de la que disponemos del magnífico regalo que supone la grabación del Triple Concierto de Beethoven bajo la dirección de Herbert von Karajan. Todos sabemos que Pau Casals revolucionó la técnica del violonchelo y, más que eso, el aspecto musical de las obras clave de este instrumento, y en especial las Suites de J. S. Bach. Rostropóvich reconoce la gran influencia de Casals en su vida y no duda en considerarle el nombre más grande de la historia del chelo. Casals fue máxima figura durante la primera mitad del siglo XX y Rostropóvich lo fue justo a partir de los años cincuenta, cuando obtuvo premios importantes en Praga y Budapest.

A partir de este momento también Rostropóvich se convertiría en revolucionario del chelo, pero en otro aspecto. Imprimió pasión, una fogosidad nunca vista hasta el momento y, gracias a una técnica sin límite, logró convertir el chelo en un instrumento para el que todo era posible. Despertó así la sensibilidad de muchos compositores de su época, que escribieron obras para él. En consecuencia se amplió considerablemente el repertorio para chelo, no muy abundante hasta el momento. Prokófiev y Shostakóvich, que fueron sus maestros en Moscú, le dedicaron obras para violonchelo y orquesta muy conocidas en el día de hoy. Siguieron luego los Britten, Lutoslawski, Dutilleux, Jolivet, Walton, Piston, Henze, Schnnitke, etc.

Rostropóvich cultivó la música de cámara, en especial la de trío con piano junto a Kogan y Guilels, y también fue un experto director de orquesta. De 1977 a 1994 fue el principal director de la Orquesta Nacional de Washington.

Algunas recomendaciones discográficas

Suites de J.S. Bach; Sonatas de Beethoven con el pianista Richter (excepcional); Concierto de Dvo¢rák con Giulini; Conciertos de Lutoslawski y Dutilleux y de manera especial el Concierto n.º 1 de Shostakóvich con la Orquesta de Filadelfia, dirigida por Ormandy.