PUBLICADO EN 'JOURNAL OF NEURAL ENGINEERING'
Una mujer tetrapléjica logra controlar con la mente movimientos complejos de la mano de un brazo robótico
JANO.es · 17 diciembre 2014
La paciente ha pasado de dar palmadas a levantar el pulgar tras la aplicación de una forma de transmisión de los impulsos nerviosos que toma como referencia el control natural de los músculos.
Jan Scheuermann, una mujer paralizada que controla un brazo robótico utilizando su mente, ha dado otro paso hacia la restauración de sus movimientos naturales con una gama de movimientos complejos de la mano, como se detalla en un artículo publicado en Journal of Neural Engineering.
Scheuermann, con tetraplejia desde hace muchos años, ha participado en un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, que le ha permitido pasar de dar palmadas a levantar el pulgar, luego de incrementar la capacidad de maniobra del brazo robótico de siete dimensiones (7D) a 10 dimensiones (10D).
Las dimensiones adicionales provienen de cuatro movimientos de la mano, abducción de los dedos, recogida de los dedos, extensión del pulgar y pellizco, y han permitido a la paciente recoger, agarrar y mover distintos objetos de forma mucho más precisa que con el anterior control, en 7D. Los resultados podrían permitir que los brazos robóticos realicen los movimientos naturales del brazo y la mano en personas con parálisis de las extremidades superiores.
Scheuermann, de 55 años, natural de Pittsburgh, ha estado paralizada desde el cuello hacia abajo desde 2003 debido a una condición neurodegenerativa. Tras ser elegida para el estudio en 2012, se sometió a cirugía para ser 'equipada' con dos rejillas de electrodos de unos seis milímetros, cada uno con 96 pequeños puntos de contacto, en las regiones del cerebro de Jan que eran responsables de los movimientos de los brazos y las manos.
Después de conectar las rejillas de electrodos del cerebro de Jan a un ordenador, los científicos diseñaron una interfaz cerebro-máquina (BMI, por sus siglas en inglés), los 96 puntos de contacto individuales recogieron pulsos de electricidad que fueron activados entre las neuronas en el cerebro de Jan. Se emplearon algoritmos informáticos para descodificar estas señales e identificar los patrones asociados con un movimiento del brazo en particular, como levantar el brazo o girar la muñeca.
Realidad virtual para calibrar el control del brazo
Los investigadores utilizaron un programa de realidad virtual para calibrar el control de Jan sobre el brazo robótico y descubrieron que es crucial incluir objetos virtuales en este período de formación con el fin de permitir la interacción fiable en tiempo real con los objetos.
"El control 10D permitió a Jan interactuar con objetos de diferentes maneras, al igual que las personas emplean sus manos para recoger objetos en función de sus formas y lo que pretenden hacer con ellos. Esperamos repetir este nivel de control con otros participantes y hacer el sistema más robusto, de forma que las personas podrían beneficiarse algún día utilizando las interfaces cerebro-máquina en la vida diaria", destaca Jennifer Collinger, coautora del estudio.