DERMATOLOGÍA
Uno de cada 50 niños desarrollará un melanoma
JANO.es y agencias · 15 abril 2008
La Academia Española de Dermatología y Venereología ha presentado la campaña del Euromelanoma 2008, y advierte de que el cambio climático empeorará la situación actual de cáncer de piel
Se detectan dos erróneas tendencias. La primera, y mucho más frecuente, es la de exagerar las cifras. La segunda, también detectable, pero menos habitual, es la de minimizarlas.
En relación con la primera, y en un curioso y significativo ejercicio, un profesional de la medicina y profesor de universidad ha ido sumando las cantidades de pacientes de distintas enfermedades que en los dos últimos años han comunicado las fuentes de información y reflejado los medios de comunicación. Aquello de “el 20% de los españoles padecen…” y mensajes similares. Pues bien, el resultado es que en España, según el resultado de este sencillo e inflacionista cómputo, hay más de 90 millones de enfermos.
En la tendencia contraria, aquella representada por los que en el ánimo de quitar hierro a la realidad la trivializan y parecen no querer enterarse de lo que ésta supone, esos 90 millones se quedan reducidos a poco más de 6.
Unos y otros contribuyen a una ceremonia de la confusión que a nadie beneficia. Viene al caso lo comentado por el hecho de que algo, o mucho, de lo descrito, está pasando con las noticias, estudios y estimaciones, entre otros, relacionados con la falta de médicos y profesionales sanitarios en España. Un reciente trabajo difundido por diversos medios de información apunta para nuestro país un déficit de 9.000 médicos, de los que 6.000 corresponderían al primer nivel de salud y 3.000 al ámbito de los especialistas. Las estimaciones no apuntan al optimismo por cuanto cuatro de cada diez médicos españoles tienen más de 50 años.
Es evidente que falta personal. El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Colaboremos por la salud”, del que en su día informamos en páginas de Al Día, puntualiza que en la sanidad mundial trabajan a jornada completa remunerada 59,2 millones de personas, de las que siete de cada diez son profesionales sanitarios o dispensadores de servicios de salud, ya sean médicos, personal de enfermería, matronas o fisioterapeutas. Las dos terceras partes de estos profesionales realizan su labor en el sector público.
El estudio de la OMS, realizado sobre 57 naciones, llamaba muy especialmente la atención sobre el déficit mundial de personal sanitario que concretaba en 2,4 millones de personas. El organismo que rige los destinos de la salud a nivel mundial denunciaba textualmente la existencia de una escasez crónica de trabajadores sanitarios bien preparados. Una realidad que, una vez más, se ceba en los países con menos recursos y, en consecuencia, con peores niveles de salud.
Detallaba el informe que con una carga de morbilidad del 10%, América dispone de más de la mitad de la financiación mundial sanitaria, y cuenta con un 37% del personal sanitario total. En la otra balanza de ese gran desequilibrio que, también en este campo, el planeta presenta, África, con una carga de morbilidad del 24%, sólo dispone del 1% del gasto mundial en sanidad y apenas 3 de cada 100 profesionales de la salud que en el mundo ejercen.
Europa presenta cifras dispares y, dentro de este nuestro viejo continente, España es en la actualidad una de las naciones con déficit de profesionales. Una negativa tendencia que parece abocada a agravarse. Esta realidad resulta paradójica y exige una profunda reflexión y las consecuentes acciones por cuanto no son pocos los profesionales españoles formados en España que deciden trasvasar las fronteras y desarrollar su profesión en otros países en los que encuentran más seguridad y reconocimiento y mejores contratos y retribuciones.
La OMS señala que, además de una remuneración justa y unas mayores posibilidades de formación y desarrollo continuo, el profesional debe encontrar en el sistema social y sanitario y en quienes lo gestionan, entre otros elementos: reconocimiento y valoración; incentivación del trabajo en equipo y en la preparación personalizada; potenciación de la participación en la toma de decisiones; fomento de la innovación; cultura de evaluación comparativa con otros equipos y personas y estructuras profesionales y posibilidades de promoción y ascenso justas y transparentes.
Son elementos que permiten un adecuado número de profesionales con las capacidades pertinentes y en el lugar y sistema de salud que le corresponde. España no parece estar en esa situación. Falta personal, pero el cruce de informaciones y la disparidad de estudios y sus correspondientes números lleva a que no se sepa, a ciencia cierta, cuántos, dónde y para qué cometidos. Urge resolver esta incógnita.