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OFTALMOLOGÍA

Uno de cada cuatro escolares presenta algún problema de visión

JANO.es · 30 septiembre 2011

El llamado 'ojo vago' o ambliopía es la patología más común de baja agudeza visual en niños y jóvenes, y es 10 veces más frecuente que cualquier traumatismo o enfermedad ocular.

El 25% de los escolares tiene problemas visuales comunes como ambliopía u ojo vago, miopía, hipermetropía y estrabismo, debidos al esfuerzo al que someten sus ojos a lo largo del día, según advierten desde el Hospital Oftalmológico USP Santa Teresa, en La Coruña.
El doctor Emanuel Barberá, de este centro, alerta de los peligros que conlleva el sobreesfuerzo visual que realizan los niños en la actualidad. "Con el inicio del curso, los ojos de los escolares están a pleno rendimiento: a las horas lectivas se suman determinadas actividades extraescolares, como los deberes, y, posteriormente, los menores tienen como actividades de ocio la consola, el ordenador, la televisión o la lectura", detalla.
El llamado 'ojo vago' o ambliopía es la patología más frecuente de baja agudeza visual en niños y jóvenes, y es 10 veces más frecuente que cualquier traumatismo o enfermedad ocular. Se trata de una disminución de la agudeza visual sin que existan alteraciones orgánicas o patológicas que la justifiquen.
"La mayoría de las ambliopías pueden ser tratadas con éxito durante la primera infancia, es decir hasta los 9 ó 10 años de vida. Para ello, ha de detectarse en las etapas precoces de la vida, ya que es cuando se está desarrollando el sistema sensorial y el motor visual. Si no se tratan en esta época, posteriormente ya no habrá ningún tipo de tratamiento que sea efectivo", explica Barberá.
El oftalmólogo apunta que en muchas ocasiones los niños no se quejan de los problemas de visión, por lo que "resulta complicado detectarlos" y recomienda "llevar a cabo revisiones visuales y evaluar también la capacidad de comprensión, al menos una vez al año y, preferiblemente, en el inicio del curso escolar".
Fruncir el ceño, guiñar los ojos o girar la cabeza y el cuello para mirar de lejos o de cerca, son signos que pueden desvelar que el niño tiene problemas de visión. Además, Barberá aconseja "fijarse si al niño se le irritan los ojos cuando escribe o lee, le escuecen y se frota los párpados con frecuencia, si se queja habitualmente de dolores de cabeza o tropieza con facilidad, consecuencia de la deficiencia en la sensación de profundidad".
Por último, el experto recuerda que "los hijos de padres con problemas visuales son los pacientes con mayor riesgo, por ello en este caso se debe prestar una mayor atención".

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