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JANO.es · 09 abril 2008

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El Prof. Emilio Bouza (Vilalba, Lugo, 1947), catedrático de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas de la Universidad Complutense y jefe de Servicio de la especialidad en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, ha sido galardonado con el Premio Galien España 2007 a la Mejor Labor Investigadora.

–¿Qué aspectos considera merecen ser destacados de su carrera investigadora, galardonada con el Premio Galien?

–Soy un microbiólogo médico que fundamentalmente se ha formulado preguntas de investigación y que ha tratado de combinar los campos de conocimiento en los que ha trabajado: la medicina clínica y la microbiología. Así, y sobre todo, he dedicado mi labor a las infecciones más graves e importantes que han ido aconteciendo en los entornos en los que he trabajado, caso primeramente de las enfermedades micóticas con las que comencé en los EE.UU., y de las infecciones nosocomiales. Lógicamente, la epidemia de sida cobró en su momento un papel muy importante en mi tarea investigadora, que hoy en día se centra sobre todo en la infección nosocomial grave, aquella que afecta a los pacientes profundamente inmunocomprometidos o a los ingresados en las unidades de cuidados intensivos. En este contexto, destacaría mis líneas de trabajo sobre la neumonía del ventilado mecánico y sobre las infecciones relacionadas con catéteres.

–¿Cómo ha evolucionado la investigación en nuestro país a lo largo de su carrera?

–Cualquier persona que tenga mi edad puede percatarse de que el cambio que se ha producido en la sociedad española de su época de juventud, de su época universitaria, y del momento actual resulta abismal. En el terreno de la investigación ha sucedido lo mismo, pues hemos pasado de ser un país que no existía en investigación a ser otro en el que, gracias a la cooperación y al esfuerzo de todos, con un papel destacado de los fondos públicos y de la industria farmacéutica, ostenta un puesto más que digno en el contexto internacional, e incluso hay áreas, como en la que yo trabajo, que se sitúan por encima de lo que nos correspondería por nuestro nivel socioeconómico.

–¿Cómo calificaría el nivel actual de la microbiología clínica española?

–Goza de buena salud, si bien necesita un reconocimiento aún mayor. La microbiología médica no es una especialidad que se pueda sacar del entorno de los pacientes y de un hospital. Soy totalmente contrario a la externalización, pues el microbiólogo médico tiene que ejercer su labor dentro de un hospital, en la proximidad de los pacientes. Sólo así tiene sentido.

–La elevada tasa de resistencias bacterianas parece haberse constituido en un mal endémico en nuestro país…

–La resistencia frente a antibacterianos es un problema grave en España, pero no más que en la inmensa mayoría de países desarrollados. El consumo de antibióticos ha aumentado y la población que los recibe es cada vez más anciana e inmunocomprometida. En consecuencia, hay que pagar un precio, que en este caso se manifiesta en forma de resistencias. Una situación que, de ninguna manera, implica conformismo. Es algo contra lo que hay que luchar, tal y como hemos hecho en España con cierto éxito.

–La falta de ayudas destinadas a la investigación ha determinado que el desarrollo de las diferentes especialidades no resulte homogéneo. En este contexto, ¿cómo calificaría la situación de la microbiología?

–La microbiología y las enfermedades infecciosas se sitúan en el grupo de los “hermanos pobres” en materia de financiación. Hay enfermedades que, aparentemente, repercuten en la salud de los ciudadanos de una forma más directa que la nuestra y que, por lo tanto, reciben más fondos. Pero esta repercusión es tan sólo aparente, pues la patología infecciosa es aún en la actualidad la causa más importante de morbimortalidad en el ser humano. Y, sobre todo, de la morbimortalidad que se puede prevenir y tratar.

–¿Cuál es el nivel de los microbiólogos españoles desde el punto de vista de la investigación?

–Por lo que respecta a la patología infecciosa se puede hablar de un nivel de excelencia que incluso nos situaría por encima de lo que nos correspondería por nuestra situación socioeconómica. Tan sólo hay que observar, por ejemplo, cómo España se sitúa como el tercer o cuarto país en cuanto al número de aportaciones a la conferencia estadounidense sobre antimicrobianos y quimioterapia (ICAAC).

–Dada la repercusión de estas enfermedades, ¿considera que, a semejanza de lo ocurrido con la oncología (CNIO) o la cardiología (CNIC), debería constituirse un gran centro de excelencia de investigación en microbiología?

–La verdad es que yo creo en la investigación hospitalaria y en los centros de investigación como estructuras individuales integradas en los hospitales. Sin embargo, también es necesario potenciar estructuras de orden superior, caso de las redes temáticas. En este sentido, debe destacarse la labor de la Red Española de Investigación en Patología Infecciosa (REIPI), que tiene categoría de RETICS, todo ello a pesar que un área como la patología infecciosa debería corresponderse con un CIBER. Además, también creo en la necesidad de crear macroestructuras en microbiología clínica y enfermedades infecciosas, tanto en la parte básica, importantísima, como en los componentes clínico y, muy particularmente, traslacional.

–Los problemas de la investigación en nuestro país, ¿son principalmente el resultado de la insuficiencia de los fondos económicos?

–Los fondos resultan desde luego muy importantes, pues no nuestra única carencia. En mi opinión es tan importante, o incluso más, la creación de una cultura de la investigación. Es decir, necesitamos una cultura social que apoye al investigador. Debemos entender que se trata de una persona que también tiene que consolidar su puesto de trabajo, que necesita una continuidad, y que no se puede investigar en la precariedad en la que lo están haciendo muchos profesionales en España, caso de muchos becarios. Debemos crear plazas de investigador reconocidas con una oposición y un salario digno en los hospitales y en los centros públicos.

–¿En qué proyectos se encuentra trabajando en el momento actual?

–Las líneas de investigación más activas en las que me encuentro trabajando son aquellas referidas a las enfermedades que se hacen presentes en el torrente circulatorio, concretamente la endocarditis infecciosa, sobre la que hemos creado recientemente un grupo cooperativo nacional. Asimismo, y siguiendo esta misma línea del sistema circulatorio, un área de gran interés para mí en este momento es el de las infecciones relacionadas con catéteres endovasculares. No en vano, se corresponden con la causa más importante de bacteremia y sepsis en un hospital. Por otro lado, también estamos investigando las infecciones producidas por hongos, que, tal y como refleja el consumo de antifúngicos en los hospitales, quizás sean las que hayan experimentado un mayor incremento.

–Todo ello sin olvidar la investigación en una patología como la tuberculosis…

–Efectivamente, en el Hospital Gregorio Marañón tenemos un área de investigación de enorme interés en la actualidad: la vieja tuberculosis. La aplicación de la nueva tecnología molecular a todas estas actividades está determinando la consecución de cambios espectaculares. Es el caso de la tuberculosis, donde se hace indispensable seguir, cual huella dactilar, las cepas de origen. La inmigración ha dado lugar a un cambio muy importante, pues algunos trabajadores traen tuberculosis de sus países de origen mientras que otros adquieren cepas españolas, y seguir la huella genética de cada una se presenta como una labor muy interesante.

–Con la excepción de las campañas sobre el uso racional de los antimicrobianos, ¿considera que la Administración está haciendo lo suficiente para concienciar a la población sobre la importancia de este tipo de enfermedades?

–No. Hay que dar mensajes más claros en el caso de las infecciones nosocomiales. La población necesita mayor información, que a fin de cuentas es la que evita conflictos. Los ciudadanos tienen que entender que la infección nosocomial no es siempre la expresión de una mala praxis por parte del hospital, sino que es una consecuencia de un nivel de trabajo médico que se ha sofisticado enormemente y que salva muchísimas vidas. La infección es muchas veces una complicación, y los únicos hospitales en el mundo que no tienen infecciones nosocomiales son aquellos que cierran. Todo hospital que esté abierto y que tenga pacientes tiene infecciones nosocomiales, lo que no implica, sin embargo, que no se hagan esfuerzos sobrehumanos para minimizarlas y controlarlas. Pero el riesgo cero resulta todavía impensable.

–¿Qué representa para un investigador la obtención del Premio Galien España 2007 a la Mejor Labor Investigadora?

–Sin ninguna duda, una gran satisfacción, un motivo de alegría y un enorme orgullo que compartir con mis compañeros de trabajo y las personas que forman el equipo en el que desempeño mi labor. Un galardón como éste resulta siempre muy estimulante.

“Un galardón como el Premio Galien España 2007 a la Mejor Labor Investigadora siempre supone una gran satisfacción, un motivo de alegría y un enorme orgullo.”

“La microbiología se sitúa en el grupo de los `hermanos pobres´ en materia de financiación, todo ello a pesar de que la patología infecciosa es aún la causa más importante de morbimortalidad.”

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