UROLOGÍA
Zumo de arándanos e infecciones urinarias
JANO.es · 23 enero 2008
Una revisión en The Cochrane Library" realizada por médicos británicos sugiere que puede disminuir este tipo de infecciones, sobre todo en pacientes que las presentan de forma recurrente
Estamos en la antesala de un nuevo boom: el de la “curve-à-porter”. La nueva musa de Joan Paul Gaultier es Crystel Renn, una morena de 19 años, 75 kilos y talla 46, que este año ha triunfado en las pasarelas de París y Milán exhibiendo su cuerpo serrano y una sonrisa de oreja a oreja fácilmente asociable a lo que antes se llamaba “curva de la felicidad”. Las esqueléticas sílfides acostumbran desfilar en las pasarelas con expresión de enfado. Una expresión que generalmente se relaciona con el complejo de superioridad típico de las personas poderosas —la belleza es una forma de poder—, acostumbradas a suscitar en su entorno un aplauso constante. Pero el irritado rostro de las modelos óseas también podría ser causado por la severísima dieta que amarga sus vidas. Crystel Renn ha contado que, durante sus dos primeros años de modelo, pasó un hambre feroz. Cansada de sufrir los obligados rigores dietéticos de su profesión, decidió reconciliarse con su naturaleza: “Estoy más gordita, pero soy feliz”.
Es conocida la “anorexia mirabilis” de aquellas santas mujeres del pasado que, con el objetivo de alcanzar la perfección espiritual, rehusaban la comida y se torturaban el cuerpo. La idea de que el cuerpo —especialmente el de la mujer— es innoble y debe ser sometido a un sacrificado proceso depurador es anterior al cristianismo y sigue vigente en la sociedad laica. Nuestra sociedad entroniza la imagen física, pero ha impuesto un canon de belleza contranatural, estrictamente intelectual, en sintonía con la evolución racionalista de la cultura moderna, que impone unos cánones muy cerebrales pero completamente desconectados de cualquier percepción sensual —música matemática, arte conceptual, arquitectura minimalista—. De la misma manera que el arte actual desprecia los sentidos, la belleza que imponen los diseñadores de moda huye de la sensualidad y exalta, no la mujer real, sino una mujer abstracta: la mujer-percha, el puro esqueleto. Últimamente, sin embargo, este modelo está siendo subvertido por la corriente opuesta. Me refiero al populismo sensual que muchas adolescentes practican sin rubor en nuestras calles: formidables traseros embutidos, rollizos michelines emergiendo sin complejos de ceñidas camisetas. Regresa la carne. Y no sólo triunfan las modelos fondonas: también las maduras asaltan las pasarelas. Decae el canon de belleza fundado en la delgadez y la juventud: mandan los consumidores. Y, entre ellos, abundan cada vez más las arrugas y los michelines.