Un total de 357 profesionales de la salud -médicos, enfermeros y farmacéuticos- han participado de forma voluntaria en una encuesta en la que se revela que el 44% de los encuestados opina que debe ser el paciente diabético quien tenga el control de su enfermedad. Es más, el 54,72% de los profesionales piensa que lo que haga el propio paciente tiene más impacto sobre el cuidado de la diabetes que cualquier cosa que haga un profesional de la salud, y un 95% piensa que la persona con diabetes debe participar de las decisiones médicas sobre su enfermedad.

 

Los resultados de la encuesta también demuestran una gran sensibilidad por parte de los profesionales ante esta patología, de forma que un 90% de los encuestados consideran que la diabetes tiene repercusiones emocionales importantes para el enfermo que la padece.

 

También se muestran mayoritariamente partidarios (95%) de que el paciente esté el máximo de informado sobre su enfermedad, para así poder autocontrolarse mejor. De hecho, la información y formación (elementos claves del proceso de aprendizaje), también son un tema con el que los propios profesionales se implican, de manera que el 82% de los profesionales de la salud piensan que deberían formarse para comunicarse mejor con sus pacientes y un 60% cree que deberían recibir formación específica sobre el día a día del paciente diabético.

 

Desde hace 4 meses, la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC), junto con el Departamento de Salud de Cataluña, la Asociación de Diabéticos de Cataluña (ADC), el Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña, la Universidad de los Pacientes y la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC), se han puesto a trabajar para mejorar el conocimiento y la atención al enfermo diabético en nuestro país. Fruto de esta colaboración se ha realizado esta encuesta, para saber la percepción y el conocimiento actual que tiene el profesional de la salud hacia la patología de la diabetes.

 

El objetivo es que desde estas asociaciones e instituciones se inicien acciones para mejorar el conocimiento de la enfermedad entre los propios profesionales de la salud, entre las personas que la padecen y entre la misma ciudadanía.