VIROLOGÍA

Descubierto un mecanismo del virus de la gripe que daña las células

JANO.es · 21 enero 2008

La investigación, publicada por investigadores del CSIC en el "Journal of Virology", podría servir para diseñar fármacos nuevos antivirales

En estas semanas el mundo es más redondo. Gira al ritmo del fútbol que tiene en Alemania su cita universal.

A lo largo de su historia, el cine no ha sido ajeno a la pasión que despierta esa actividad multitudinaria cuyos orígenes se pierden en los tiempos: durante miles de años, remotas comunidades dejan rastro de juegos elementales que tienen que ver con objetos que giran y ruedan, se persiguen, se lanzan y se patean para situarnos a los pies del fútbol. Desde planos diversos, desigual acierto y planteamientos muy dispares, el cine lo ha captado.

Evasión o victoria (1981). Considerada por muchos la mejor película que se haya rodado con el mundo del balompié como trasfondo. John Huston, un gran director, hizo de Pelé, un gran jugador, un convincente actor muy bien arropado en aquella historia de fútbol y fugas por Michael Caine, Max Von Sydow y un Silvestre Stallone que, en uno de los papeles más dignos de su carrera para un decisivo penalti.

Shaolin Soccer (2001). Original planteamiento de unos monjes budistas que tienen en el fútbol una válvula de escape casi divina. Stephen Chow, ese maestro del cine de animación, nos sumerge desde Hong Kong en una de las propuestas sobre fútbol más interesantes que el cine haya recogido.

Las Ibéricas F.C. (1971). Tocaba promocionar este deporte entre la población femenina. Pedro Masó vistió de corto a una serie de bellezas que corrían por el campo en un poco afortunado ejercicio lleno de guiños y escotes. Ni el fútbol ni el cine salieron ganando.

Los ases buscan la paz (1954) y Saeta Rubia (1956). En línea con otras propuestas que utilizaban la fama de un futbolista para vender un producto cinematográfico, Arturo Ruiz Castillo se sirvió de Kubala para contarnos una historia tópica de sacrificio y superación.

Algo muy parecido a la anterior, pero con Alfredo Di Stéfano con el balón en los pies y Javier Setó tras la cámara, es Saeta Rubia. Ambos productos pueden catalogarse de entrañables siempre que le guste a uno el deporte del que hablamos.

Quiero ser como Beckham (2002). Desde la India, ese auténtico vivero de cine, nos sorprendió esta interesantísima propuesta de Gurinder Chadha, que se sirve de la obsesión de la protagonista para mostrarnos realidades e inquietudes de un mundo en el que mujeres y hombres siguen sin tener las mismas oportunidades.

Días de fútbol (2003). El español David Serrano, con la ayuda de actores como Ernesto Alterio, Alberto San Juan y Fernando Tejero, nos hizo reír con este esperpento en el que es protagonista el fútbol doméstico y cutre.

Y además pueden verse: 
– Mean machine, de Barry Skolnick. 
– Didier, mi fiel amigo, de Alain Chabat.
– ¡Goool!, de Danny Cannon. 
– El penalti más largo del mundo, de Roberto Santiago. 
– El cabezazo, de Jean-Jacques Annaud. 
– Estrellas de la línea, de Chema Rodríguez. 
– El portero, de Gonzalo Suárez. 
– El sueño de Jimmy Grimble, de John Hay.

Hay otras muchas, mejores y peores, pero al campo sólo pueden saltar 11 y algún que otro suplente.