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GINECOLOGÍA

Dos tratamientos contra la vulvodinia no resultan más eficaces que el placebo

JANO.es · 16 septiembre 2010

La indicación de estas terapias surge de la experiencia médica y de su utilidad contra otros dolores.

Dos terapias estandarizadas para tratar la vulvodinia no superan al placebo, según confirmó un nuevo ensayo clínico, que publica Obstetrics & Gynecology. El estudio puso a prueba la efectividad de ambos tratamientos para este dolor en el área genital externa que puede ser crónico o aparecer por contacto durante relaciones sexuales, uso de tampones o ejercicios que causan presión sobre esa zona, como ir en bicicleta.

Ese dolor afecta, en algún momento de sus vidas, a hasta 14 millones de mujeres de Estados Unidos. Se diagnostica cuando se descartan otras causas posibles del dolor, como las infecciones. La causa precisa de la vulvodinia se desconoce, pero podrían influir varios factores, como una lesión en los nervios de la vulva, la actividad anormal de los receptores hormonales en las células del tejido vulvar, o la disfunción en los músculos del piso pélvico.

Terapia con antidepresivos

Las terapias incluyen una clase de antidepresivos llamada tricíclicos, y analgésicos tópicos, como la lidocaína. Aunque son muy utilizados, no existen ensayos clínicos que demuestren su efectividad frente al placebo.

La indicación de estos tratamientos surge de la experiencia médica y de su utilidad contra otros dolores, aclaró el Dr. David C. Foster, de la University of Rochester School of Medicine and Dentistry, Estados Unidos. Aleatoriamente, el equipo del Dr. Foster dividió, en cuatro grupos, a un conjunto de 133 mujeres con vulvodinia, durante por lo menos tres meses.

Una cohorte recibió el antidepresivo desipramina y una crema con lidocaína; el segundo grupo utilizó el antidepresivo más una crema placebo humectante; el tercero, píldoras placebo similares a las del antidepresivo más la crema con lidocaína; y el cuarto, sólo placebo en píldora y crema. Todas las mujeres habían tenido vulvodinia "localizada" (alrededor de la vagina) por contacto.

A las 12 semanas, los cuatro grupos sentían alivio del dolor. Las usuarias de desipramina y lidocaína sintieron un 36% menos dolor durante la prueba de colocación de un tampón. Pero las usuarias de las píldoras y la crema placebo obtuvieron un alivio similar del dolor (33%).

La mejoría en los otros dos grupos fue menos, pero aún así, significativa: un 20% menos de dolor durante la colocación del tampón en el grupo tratado sólo con lidocaína, y un 24% menos de dolor en el grupo tratado sólo con el antidepresivo.

Otras mediciones del dolor, como la prueba de hisopado y el test estandarizado de control del dolor asociado con el daño nervioso, confirmaron los resultados. La única ventaja del tratamiento activo frente al placebo surgió en el nivel de satisfacción con la vida sexual: el grupo tratado con antidepresivos logró un mayor aumento de esa satisfacción.

Lo mejor para las mujeres, opinó el Dr. Foster, sería comenzar con la terapia más conservadora para limitar los riesgos de sufrir efectos adversos. Como cualquier fármaco, los utilizados para tratar la vulvodinia tienen riesgos. En el estudio, entre un quinto y un cuarto de las mujeres tratadas con desipramina sintieron sequedad bucal, sofocos y mareos.

Cuando fallan las terapias no farmacológicas y los medicamentos, una opción es realizar una cirugía para extirpar el tejido donde ocurre el dolor. Con todo, para el Dr. Foster el tratamiento debe ser personalizado.

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