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El brote de dengue que se inició este año en Argentina continúa su expansión y ya suma 7.500 personas infectadas, dos muertes confirmadas y otras cuatro en estudio, según ha confirmado la ministra de Salud, Graciela Ocaña.

 

La enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti alcanzó el nivel de epidemia en dos provincias del Norte del país, Chaco y Catamarca, pero su avance afecta a la mayoría de las provincias argentinas, incluyendo la capital Buenos Aires. “Hay brotes desde el año 1997, pero éste ha sido el más grande”, ha reconocido Ocaña.

 

Las cifras de enfermos y muertos están en medio de una controversia, ya que los datos difundidos por el Gobierno nacional son muy inferiores a los que denuncian algunos especialistas y dirigentes de las localidades afectadas, que elevan la cifra de afectados hasta los 20.000. De hecho, el Ejecutivo niega las diferencias y rechaza cualquier acusación de ocultamiento, en un momento en que se está poniendo en marcha la campaña electoral para los comicios de mitad de período.

 

Mientras tanto, el país sigue inmerso en una campaña de prevención y tratamiento de enfermos, ya que el dengue tiene epicentro en aquellas poblaciones que viven en condiciones precarias y que favorecen la proliferación del mosquito, vector de la enfermedad.

 

Habitualmente se manifiesta como un cuadro febril sin consecuencias agudas, que se trata con paracetamol, aunque la variedad llamada hemorrágica puede resultar mortal.