Un 66% de los afectados por la diabetes en Cataluña presentan un índice de HbA1c inferior al 7%, lo que significa que dos tercios de los pacientes diagnosticados tienen bien controlada la enfermedad. Por otro lado, la diabetes tiene un impacto mayor entre los inmigrantes que residen en esta comunidad autónoma que entre la población autóctona.

 

Estos son los principales resultados de dos proyectos de investigación en diabetes de los seis que suscribieron hace dos años en un acuerdo firmado por la Consejería de Salud catalana y la compañía farmacéutica MSD. Los datos se presentaron ayer en Barcelona, en un acto en el que el director general de Salud Pública de la Generalitat, Antoni Plasència, recordó que la prevalencia de la enfermedad ha experimentado un importante incremento, pasando del 4,7% al 5,9% en los últimos 15 años.

 

Regina Revilla, directora de Relaciones Externas y Comunicación de MSD, explicó que esta compañía y la Consejería firmaron un acuerdo para el desarrollo de seis proyectos bienales sobre aspectos prioritarios de prevención y control de la enfermedad cardiometabólica y la diabetes durante el período 2008-2010. “Nuestra responsabilidad –declaró- es contribuir a la sociedad a través de nuestra misión principal: descubrir y desarrollar nuevos tratamientos y vacunas que cambian y mejoran la vida de las personas, y mejorando el acceso de pacientes, médicos y demás agentes sanitarios al conocimiento y a la información necesaria sobre patologías, muy especialmente aquellas de mayor prevalencia e impacto en la sociedad, como es el caso de la diabetes”.

 

El primero de los dos proyectos cuyos resultados se presentaron es el estudio “Valoración del grado de cumplimiento de las recomendaciones de atención a la diabetes en la atención primaria de salud”. El Dr. Manel Mata, coordinador del Grupo de Estudio de Diabetes en Atención Primaria de Salud (GEDAPS), subrayó que la proporción de pacientes controlados en Cataluña, con índices de HbA1c inferiores al 7% ha aumentado notablemente hasta alcanzar dos tercios de la población diabética. A su juicio, este dato positivo tiene que ver con la actitud cada vez más intervencionista de los profesionales sanitarios y a la disponibilidad de tratamientos más eficaces y seguros. Según el Dr. Mata, en los últimos 15 años han aumentado los pacientes diabéticos que toman tratamiento oral (el 55% reciben metformina) y ha disminuido ligeramente el porcentaje de los que necesitan insulina.

 

El mejor control se ha traducido en una importante reducción de las complicaciones de la diabetes. En este sentido, destacó que los casos de retinopatía diabética han descendido durante el período de estudio un 54%, mientras que la aparición de úlceras por pie diabético y las amputaciones han caído un 66%.

 

El otro proyecto presentado es “Análisis de las características de la diabetes en la población inmigrante para adecuar mejor los servicios a las necesidades de este colectivo”. El Dr. Albert Goday, jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar, de Barcelona, señaló que la diabetes y el estilo de vida occidental van de la mano, de modo que es frecuente que aparezca entre los inmigrantes que residen entre nosotros. Según este especialista, la adquisición de hábitos occidentales, unidos a una mayor predisposición genética de ciertas etnias, provoca que la diabetes tipo 2 en estos grupos de población sea distinta de la enfermedad que presentan los pacientes autóctonos.

 

El objetivo del estudio fue descubrir los perfiles de estos afectados. Uno de los hallazgos más destacados es que los diabéticos inmigrantes son más jóvenes y presentan una enfermedad de más corta evolución que los autóctonos. Este es el motivo de que los inmigrantes presenten, por el momento, manos complicaciones. En cualquier caso, el Dr. Goday subrayó como dato importante que la gran mayoría presenta un índice de HbA1c entre el 7 y el 8%, lo que sugiere un grado de control de la enfermedad relativamente aceptable.

 

Se estima que en España hay unos 3 millones de diabéticos (8,7% de la población). Según la OMS, en el mundo hay más de 180 millones de afectados y es posible que la cifra se duplique de aquí al año 2030.