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PREMIOS

Hoy se concederán los Premios Galien España 2007

JANO.es · 25 octubre 2007

En el acto de entrega de estos premios, que otorga JANO y Elsevier, se galardonará al Mejor Medicamento del Año, entre los comercializados en España en 2006, y la Mejor Labor Investigadora

A los cooperantes, miembros y amigos del Máster de Medicina Humanitaria, por los ratos compartidos en Fontilles, y a todos aquellos que creen que el paraíso puede estar en la tierra para todo ser humano.

Emoción

Esta historia parece un cuento de un país lejano, pero es una historia real, de unos hombres que se conmovieron con un grito, con un lamento de dolor. Del dolor que se produce no tanto por la herida como por la soledad.

A comienzos del siglo xx en tierras de Levante, la lepra azotaba la vida de numerosas personas. En esos momentos no había un tratamiento que curara la enfermedad que, de un modo lento e insidioso, iba produciendo lesiones por todo el cuerpo. El leproso sabía que su final iba a ser irremisible y doloroso, pero lo más duro para ellos era saber que la enfermedad les separaba para siempre de los suyos. Por miedo al contagioso, los leprosos se alejaban de sus familias, amigos y de la vida del pueblo. Vivían de un modo ermitaño, apartados y en pésimas condiciones de salubridad e higiene. Sin embargo, los detalles más pequeños son los que a veces cambian el mundo.

Una fría noche de diciembre, el padre Carlos Ferrís cenaba en casa de Joaquín Ballester, un abogado del pueblo de Tormos. En mitad de su conversación se escuchó un desgarrador lamento. Joaquín estaba acostumbrado, pero al padre Carlos se estremeció: "¿Quién es?" preguntó. Ballester le explicó que se trataba de un leproso que vivía solo en una casa contigua. La lepra había hecho estragos en su cuerpo y hacía años que no se relacionaba con nadie. Joaquín le explicó que aquella era la suerte que corrían todos aquellos que contraían la temible enfermedad. El padre Ferrís, no sabía cómo, pero la emoción que sintió al escuchar aquel lamento le llevó a saber que era necesario ponerse en movimiento para ayudar a los enfermos de lepra.

Un viaje en busca del paraíso

La lepra era una vieja conocida desde los tiempos bíblicos, pero la falta de tratamiento había hecho que en el siglo xx siguiera siendo tratada como la peste. Los leprosos eran abandonados y los demás sólo podían cruzar los dedos para ver si corrían mejor suerte y no se contagiaban. Joaquín Ballester y Carlos Ferrís se pusieron en contacto con el Dr. González Castellano, un galeno ya retirado que siempre había insistido en la necesidad de tomar medidas preventivas contra la lepra, al que nunca nadie había hecho caso. El Dr. González no podía creer que después de tantos años en los que había contemplado la indiferencia de las autoridades respecto al tema, alguien fuera a tomar cartas en el asunto. Lo primero que hizo fue darles una descripción del lugar donde debía ubicarse el centro sanitario en el que se tratara de un modo digno a los leprosos: "Debe ser un lugar con buen clima, resguardado del viento del norte, a cierta altura sobre el nivel del mar, separado de la costa, a distancia de los arrozales, que no tenga mosquitos, aislado, alegre, con vista hermosa, agua buena y abundante, secano y monte, a ser posible poblado de pinos, que no sea húmedo y terreno filtrable". Parecía imposible que en toda la tierra existiera un lugar así, aquello era la imagen del paraíso. Joaquín y Carlos no se desanimaron y comenzaron a recorrer la provincia en busca del lugar. Tardaron un año en encontrarlo.

Viajaban en burros por terrenos alejados de las carreteras y de los pueblos. Recorrieron cada rincón, cada valle, cada montaña... y el paraíso no aparecía. Llegaron a caminar más de 12 horas a pie para contemplar las tierras de la provincia. Por fin alguien les sugirió que visitaran, entre Murla y Laguar, un valle apartado en la partida de Fontilles, un nombre que hacía referencia a los manantiales de agua clara y cristalina que existían allí. Era el lugar perfecto.

No fue fácil conseguir adquirir el terreno. Cada centímetro fue negociado y la resistencia de crear un lazareto llegó a convertirse en una cuestión de estado que se habló en las Cortes en Madrid. Nadie pudo convencer de que aquello era una mala idea. Las obras comenzaron poco a poco, según iban consiguiendo el dinero. Ferrís creía que aquel lugar no sería sólo un sitio digno donde tratar a los enfermos, quería que fuera un centro de referencia y de investigación desde donde se iniciara una campaña para erradicar la lepra en todo el mundo. El 17 de enero de 1909 entraron 8 leprosos varones, los primeros enfermos de Fontilles. Desde entonces han pasado por allí cerca de 3.000 enfermos, desde 1948 se imparten cursos de leprología para sanitarios y Fontilles es motor científico y espiritual en la erradicación de la enfermedad.

La lepra en la actualidad

* La OMS se comprometió a eliminar la lepra en 2000.

* En la actualidad millones de persona presentan lepra en todo el mundo, a pesar de que hay tratamiento eficaz. En el año 2004 se diagnosticaron 410.000 nuevos casos.

* Fontilles encamina sus esfuerzos a ayudar a países donde la lepra es endémica y dirige proyectos en países como Brasil, India, China y Guinea Ecuatorial.

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