PEDIATRÍA

Infección bacteriana temprana en recién nacidos y riesgo de asma

JANO.es · 19 octubre 2007

Los niños que han superado infecciones bacterianas en el primer mes de vida son más propensos a presentar la enfermedad cuando tienen cinco años de edad

Decía Cervantes que ninguna ciencia engaña y que el engaño está en quien no la conoce. Apuntaba con ello que el primer objetivo de la ciencia es aproximarnos al conocimiento objetivo de la realidad, al conocimiento libre de prejuicios y apoyado escuetamente en la razón y la observación. Pero el objetivo de esa actividad no era, nunca ha sido, puramente contemplativa, sino que se sustentaba en valores como la racionalidad, la cultura, el progreso o la constancia. Valores todos ellos que apuntaban a la capacidad del ser humano para ser dueño de su destino a través de la luz de su propia razón. Y efectivamente, de la mano de la ciencia hemos avanzado enormemente en el retroceso de lo que Bacon denominaba los ídolos, en el retroceso de todo tipo de prejuicios que frenaban o impedían que los hombres fuesen los verdaderos artífices de sus proyectos vitales.

Con el conocimiento científico y con los valores que lo sustentan, hemos avanzado más en estos dos últimos siglos que en varios milenios anteriores. Si la ciencia y la tecnología siempre han sido poderosos instrumentos de avance, de progreso en todos los campos, hoy día podemos decir sin temor a errar que son un elemento que determina la vida cotidiana de todo el mundo. Hoy, la influencia de la ciencia sobre nuestros pensamientos, sobre nuestras esperanzas y nuestras costumbres es cotidiana y aumenta continuamente, transformando nuestro modo de vida, nuestras expectativas, nuestras instituciones y en general el mundo que nos rodea, un mundo que ya no podemos pensar sin tecnología y sin ciencia.

Todos ustedes saben, lo podemos oír casi diariamente en las referencias a la sociedad del conocimiento, que invertir en I+D+i, es la vía más segura para el progreso económico. La estrecha relación entre la inversión en ciencia y tecnología y desarrollo económico es algo que está sobradamente demostrado, que nuestra sociedad ya ha asumido, y que es un componente esencial de nuestra apuesta por la ciencia. Pero no quiero dejar de señalar que los valores que aporta la aproximación al mundo que durante siglos nos ha ofrecido la ciencia, han sido, para nuestras sociedades, aportaciones fundamentales que van más allá del crecimiento económico, que apuntan a una forma de leer nuestro mundo, de concebir nuestras relaciones, de aproximarnos a los objetos, a las personas y a los procesos que acometemos colectivamente, de pensar nuestro presente y nuestro futuro.