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NEUROLOGÍA

Investigadores del VHIR diseñan un modelo predictivo de la respuesta al t-PA en pacientes con ictus isquémico

JANO.es · 16 julio 2013

El trabajo confirma la importancia de los factores genéticos a la hora de pronosticar la respuesta al tratamiento, lo que podría modificar los criterios de cribado.

El Grupo de Investigación de Enfermedades Neurovasculares del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) ha corroborado la importancia del componente genético en la respuesta a la administración de t-PA, el único tratamiento farmacológico para la fase aguda del ictus isquémico. Los autores proponen un modelo predictivo que identifica las variantes genéticas que empeoran el pronóstico y permite afinar el criterio a la hora de aconsejar el tratamiento con t-PA a pacientes que, aunque presentan un bajo riesgo genético, pueden beneficiarse del mismo.

El t-PA (el activador del plasminógeno tisular) es el único fármaco existente para el tratamiento del ictus durante la fase aguda y cuando éste es isquémico, es decir, cuando lo que impide que la sangre circule con normalidad por las arterias cerebrales es un coágulo. Se trata de un fármaco muy útil para deshacer estos coágulos, siempre y cuando los pacientes reúnan unas determinadas condiciones, y que tienen que ver con la edad, la tensión arterial, el estado neurológico y el tiempo transcurrido desde que el paciente ha sufrido el ictus: se recomienda que exceda de las 4,5 horas debido al riesgo de hemorragia cerebral. Aunque estos criterios minimizan los efectos adversos, entre un 2 y un 5% de los pacientes sufre hemorragias cerebrales, a veces graves.

Esta gran variabilidad en la respuesta al tratamiento ha llevado a los investigadores a buscar qué variaciones genéticas están asociadas con un mayor riesgo de mortalidad a causa de una hemorragia cerebral como consecuencia del tratamiento con t-PA. El estudio del VHIR demuestra que un algoritmo que, además de aspectos clínicos, incorpore la variabilidad genética, afina la predicción de la respuesta a este fármaco postictus.

El trabajo ha analizado a 1.000 pacientes tratados con t-PA, de los que se disponía tanto de datos genéticos como fenotípicos. El objetivo era identificar polimorfismos de un único nucleótido (SNP) o, lo que es lo mismo, pequeñas variaciones en la cadena de ADN, en 97 genes candidatos de cada uno de esos mil pacientes.

"Los resultados del estudio han demostrado que los pacientes que tienen un polimorfismo en el gen A2M se asocian más a hemorragias cerebrales y los polimorfismos en el Factor XII se asocian a mayor mortalidad intrahospitalaria después de la administración de t-PA en pacientes con ictus", explica el Dr. Israel Fernández-Cadenas, responsable del estudio dentro del área de genética del Grupo de Investigación en Enfermedades Neurovasculares del VHIR, conjuntamente con el Dr. Alberto del Rio.

Por su parte, el Dr. Joan Montaner, del Grupo de Investigación en Enfermedades Neurovasculares del VHIR y responsable último del estudio, subraya el valor de los hallazgos: "Esto permite identificar a los pacientes que genéticamente tienen un mayor riesgo de tener una mala respuesta. Al mismo tiempo, mejora los márgenes de seguridad para aquellos pacientes que cumplan todos los criterios para que se les administre el tratamiento y que desde el punto de vista genético no tengan un riesgo aumentado. Incluso se podrían relajar criterios, como poder administrar en algunos casos el tratamiento de forma algo más tardía, más allá de las 4,5 horas después del ictus. También sitúa a estos genes en el punto de mira como posibles dianas terapéuticas además de como marcadores de respuesta".

Genes alterados y mayor posibilidad de hemorragia cerebral post t-PA

La publicación más reciente de este grupo de investigación del VHIR, también de gran importancia respecto a los efectos hemorrágicos adversos después del tratamiento con t-PA, es un estudio realizado mediante microarrays de expresión. En este estudio se han analizado los niveles de ARN en muestras sanguíneas de una serie de pacientes con o sin complicaciones hemorrágicas post t-PA. Se ha encontrado un grupo de genes CRISP3, LTF, NGAL y CEACAM8 alterados en pacientes que posteriormente habían padecido hemorragias cerebrales severas. Estos genes se asocian a la regulación y la actividad de los neutrófilos, unas células sanguíneas de defensa. Parece ser que estos neutrófilos tienen un papel importante en el riesgo de que los pacientes de ictus sufran hemorragias cerebrales. Aunque serán necesarios más estudios para confirmar estos resultados, este hallazgo va en la misma dirección que los de otros estudios realizados por el mismo grupo de investigación.

El estudio, publicado en Annals of Neurology, es fruto de la colaboración del VHIR con la Fundación Docencia e Investigación MútuaTerrassa, el Hospital Clínico, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el Hospital del Mar, el Hospital de Basurto y el Hospital Dr. Josep Trueta.

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