NUTRICIÓN
La CE acuerda completar las etiquetas de los alimentos
JANO.es y agencias · 31 enero 2008
Será obligatorio que en la parte frontal de los productos se indiquen las cantidades de cuatro nutrientes -grasas, grasas saturadas, sal y azúcar- y su valor energético
La antigua estación internacional de Canfranc, que parece un palacio fantasma varado en las alturas pirenaicas de Huesca, lleva camino de convertirse en un complejo hotelero-comercial de lujo.
Hubo un tiempo en que aquel edificio de estilo modernista, inaugurado el 18 de julio de 1928 por el rey Alfonso XIII, el dictador general Primo de Rivera y el presidente francés G. Doumergue, marcó el punto de unión ferroviaria entre España y Francia. Junto a la estación, de 240 metros de largo, con dos fachadas de 75 puertas a cada lado y 356 ventanas abiertas a dos andenes: el español y el francés, se abrió también el túnel de Somport para facilitar el camino a través de las montañas. Pero en 1970 quedó cerrado el tráfico de viajeros y mercancías a causa del hundimiento de un puente en la vía francesa del valle de Aspe. Sólo el legendario “canfranero”, el tren que baja por la mañana a Zaragoza y sube por la tarde a Canfranc, un recorrido de 219 kilómetros en 4 horas, siguió dando algo de vida a una estación palaciega amenazada por el abandono. Ahora, las 500 almas del pueblo de Canfranc, cuyos primeros pobladores fueron los trabajadores de la construcción del ferrocarril, contemplan con otros ojos el futuro de su perla arquitectónica, considerada en un cartel municipal como “más grande que el Titanic”. El temor al hundimiento ya pasó. Hay que ver en qué diablos queda el proyecto global de remodelación del entorno de la estación, diseñado por Oriol Bohigas.