EPIDEMIOLOGÍA
JANO.es y agencias · 24 febrero 2011
Investigadores belgas afirman que también la ira, las emociones positivas, la actividad sexual, el consumo de cocaína o marihuana y las infecciones respiratorias pueden también desencadenar episodios cardíacos.
La contaminación del aire desencadena aproximadamente el mismo número de infartos de miocardio que otros factores de riesgo individual, como el esfuerzo físico excesivo, el alcohol o el café, según un estudio de la Universidad de Hasselt en Biepenbeek y la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) que se publica en The Lancet.
El estudio señala que la ira, las emociones positivas, la actividad sexual, el consumo de cocaína o marihuana y las infecciones respiratorias pueden también desencadenar ataques cardíacos en diferente medida.
Los autores combinaron datos de 36 estudios distintos, con participantes de una edad media que iba de los 44 años en el consumo de cocaína y marihuana hasta los 72 años de los estudios sobre infección respiratoria. Calcularon el riesgo relativo que poseía cada desencadenante y la fracción atribuible a la población (FAP), proyectando la proporción de infartos de miocardio totales estimados que han sido causados por cada factor.
La contaminación ambiental aumentó el riesgo de infarto de miocardio en un 5%, mientras que la cocaína lo aumentaba en 23 veces. El café incrementó el riesgo en 1,5 veces y el alcohol en 3. Sin embargo, dado que la población completa está expuesta a la polución del aire y solo una fracción muy pequeña (un 0,02%) está expuesta a la cocaína, la contaminación desencadena muchos más infartos de miocardio que la cocaína.
En la población, los desencadenantes de infarto de miocardio fueron, de mayor a menor en importancia, la exposición al tráfico (7,4%), el ejercicio excesivo (6,2%), el alcohol (5%), el café (5%), la polución del aire (4,8%), las emociones negativas (3,9%), la ira (3,1%), las comidas pesadas (2,7%), las emociones positivas (2,4%), la actividad sexual (2,2%), el consumo de cocaína (0,9%), el consumo de marihuana (0,8%) y las infecciones respiratorias (0,6%).
Los autores señalan que de los desencadenantes de infarto de miocardio estudiados, la cocaína es el que más probabilidades tiene de desencadenar un episodio en un individuo, pero el tráfico tiene el efecto mayor sobre la población, dado que las personas están expuestas a este desencadenante y la fracción atribuible a la población (FAP) proporciona una medida de cuánta enfermedad se evitaría si se eliminara el riesgo.
Aunque el tabaquismo pasivo no se incluyó en el estudio, los autores indican que sus efectos son posiblemente similares a las del aire contaminado del exterior de hogares y centros de trabajo u ocio y que existen evidencias de que las prohibiciones de fumar en lugares públicos han reducido las tasas de infarto de miocardio en un 17%.
Los autores indican que se necesitarían importantes disminuciones de la contaminación del aire en la mayoría de ciudades para cumplir con los estándares de la OMS para proteger la salud pública. Concluyen que su trabajo muestra que incluso los pequeños riesgos existentes podrían tener una considerable relevancia para la salud pública, por lo que mejorar el aire que se respira es un importante objetivo para reducir la incidencia de esta enfermedad en la población general.