CARDIOLOGÍA
La dieta mediterránea reduce un 30% el riesgo cardiovascular
JANO.es · 17 julio 2012
Según el Lyon Diet Heart Study, la alimentación rica en frutas, verduras y productos integrales y baja en grasas saturadas reduce hasta un 70% la probabilidad de volver a padecer una enfermedad cardiaca.
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha divulgado un comunicado en que alerta de la importancia de mantener una buena alimentación, ya que la calidad de la dieta influye directamente en la salud de nuestro corazón, pudiendo llegar a reducir hasta un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular y un 70% las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular si ya hemos sufrido un evento de esta índole.
Así lo verifica el Lyon Diet Heart Study, un ensayo llevado a cabo por la American Heart Association, que ha probado la eficacia de la dieta mediterránea sobre la tasa de recurrencia coronaria después de un primer infarto de miocardio. El estudio analizó a un grupo de personas a las que se administró durante 46 meses una dieta basada en el consumo de pan, hortalizas, verduras, pescado, fruta y carne de aves de corral (en detrimento de las carnes rojas). Los resultados concluyeron que los sujetos que siguieron una dieta de estilo mediterráneo presentaban un riesgo entre el 50% y el 70% más bajo de volver a padecer una enfermedad cardiaca.
Según la Dra. Regina Dalmau, miembro de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “la dieta mediterránea está basada en el consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres y frutos secos), pan y otros cereales (que contengan el trigo como alimento básico), productos lácteos preferiblemente desnatados, el aceite de oliva como grasa principal, y dentro de las proteínas priorizar el consumo de pescado y aves sobre el de carnes rojas. Además, también es cardiosaludable el consumo regular de vino o cerveza en cantidades moderadas (dos vasos al día en varones, uno en mujeres)”.
“Las dietas bajas en grasas de origen animal (sobre todo grasas saturadas) y que potencian el consumo de frutas, verduras y productos integrales, disminuyen significativamente los niveles de colesterol en sangre, uno de los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular”, apunta la Dra. Dalmau.
Otro aspecto en el que coinciden varios estudios son las propiedades cardioprotectoras del ácido graso omega-3, que, tal como señala esta especialista, “contribuye a reducir los triglicéridos y la proporción de partículas de colesterol LDL densas y pequeñas, que son las que más favorecen la ateroesclerosis. Además los ácidos omega 3 tienen propiedades antitrombóticas, antiarrítmicas y antiinflamatorias que, sin duda, contribuyen también a mejorar la prevención cardiovascular”.
300 gramos semanales de pescado azul
DART es el primer ensayo controlado que estudió la influencia de la dieta en el reinfarto con el objetivo de probar la hipótesis de que el pescado azul confiere protección contra la enfermedad coronaria. En el análisis se observó una reducción de la mortalidad durante los dos primeros años después del infarto de miocardio entre aquellos que consumieron 300 gramos de pescado azul a la semana, o que tomaron suplementos de aceite de pescado en una cantidad equivalente.
El ácido graso omega-3 es propio del salmón y otros pescados azules (sardinas, anchoas, pez espada, atún, etc.), pero también lo encontramos en alimentos de origen vegetal como aceites vegetales, los frutos secos, algunas verduras como la lechuga y las espinacas, así como la piña y las fresas.
Según un artículo publicado en Revista Española de Cardiología (REC), en el que se dieron a conocer los resultados del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA), más de un 46,7% de la población española sufre hipercolesterolemia y sólo la mitad sabe que la padece.