PREVENCIÓN Y SALUD PÚBLICA
La Fundación Wassu, dedicada a la prevención de la ablación, alerta de que los recortes comprometen su continuidad
JANO.es · 04 febrero 2013
Cerca del 76% de las mujeres gambianas que viven en España han sido mutiladas.
La Fundación Wassu ha logrado evitar en los últimos cinco años que las niñas gambianas que viven en Cataluña sean mutiladas al viajar a su país de origen, donde las abuelas acostumbran "hacerles cumplir con la tradición". Así lo ha explicado este lunes en rueda de prensa la antropóloga y directora de la Cátedra de Transferencia del Conocimiento de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Adriana Kaplan.
La labor de prevención que se viene haciendo con las familias en Cataluña, logra "romper con este aspecto tan duro de la tradición", ha añadido Kaplan, que ha recordado que cerca del 76% de las mujeres gambianas que viven en España han sido mutiladas.
"Todas las niñas con las que se ha llevado a cabo una tarea de prevención han vuelto sanas", ha concretado Kaplan, que ha alertado de que un pequeño grupo de niñas no han regresado de sus viajes a Gambia, lo que hace sospechar que han sido finalmente mutiladas por sus familias, algo que dificulta su regreso a Cataluña porque, según establece el protocolo, los padres podrían ir a prisión.
Según Kaplan, durante la aplicación de este protocolo "muchas veces se salta el proceso de prevención y se pasa directamente a la acción policial", lo que provoca la resistencia de algunas familias.
La Fundación Wassu cumple una doble tarea de formación y prevención en Cataluña y Gambia, donde ha logrado concienciar a gran parte de la población de los peligros de la mutilación genital femenina a través de la transferencia de conocimientos.
"Hemos logrado que hagan suyo el discurso y que unos informen a otros de lo peligrosa que es esta práctica", ha dicho Kaplan, que ha alertado de que los programas de la Fundación Wassu han sufrido un recorte del 60% en un año en sus fondos, lo que pone en peligro la continuidad del proyecto.
Para Kaplan, es "muy duro haber conseguido cambiar la opinión de líderes religiosos y políticos, y ahora tener que frenar la lucha por culpa de la crisis".