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Tal y como ha aseverado la Dra. Marie-Paule Kieny, directora del programa de investigación de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “las vacunas contra la gripe A(H1N1) deberían ofrecer una amplia protección con independencia de la más que probable mutación del virus a medida que se expande”. Una inmunización que, en opinión de la propia organización, deberían recibir en primer lugar los trabajadores sanitarios una vez comiencen a distribuirse las vacunas ya en el presente mes de septiembre.

 

En este contexto, sin embargo, como ha explicado la Dra. Kieny, “si bien hay consenso en que las primeras dosis estarán disponibles para que los gobiernos las usen en septiembre –todo ello a pesar de que el Centro estadounidense para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señaló la semana pasada que era poco probable que las vacunas estuvieran disponibles antes de octubre–, ningún país tendrá vacunas para todos desde el primer día que estén disponibles”.

 

 

 

Por su parte, la industria farmacéutica cobrará de forma diferente en función de la riqueza del país: a los países ricos, entre 10 y 20 dólares estadounidenses por dosis; a los de ingresos medios, la mitad; y a los pobres, una cuarta parte. Así lo ha aseverado la Dra. Kieny, quien ha precisado que “se trata de cifras aproximadas, pero éste es el orden establecido”.

 

En la actualidad se trabaja con rapidez en unas 30 vacunas distintas para combatir el virus A/H1N1, surgido el pasado mes de abril en México y Estados Unidos y luego se extendido por todo el mundo hasta la declaración de pandemia por la OMS en junio. Entre las compañías que fabrican la vacuna figuran MedImmune (de AstraZeneca), CSL, GlaxoSmithKline, Novartis, Sanofi-Aventis, Baxter y Solvay.

 

En este contexto, la Dra. Kieny ha asegurado que aunque no es necesaria una “evaluación clínica completa” de las vacunas, “sí hay que hacer pruebas para saber si hace falta una o dos dosis, si algunas personas sufrirán algún riesgo al vacunarse y si puede administrarse mezclada con otras vacunas”.

 

Y de la misma manera, ha hecho hincapié en que no es posible, ni tampoco necesario, vacunar a todas las personas contra la gripe A(H1N1), que afecta principalmente a mujeres embarazadas y a personas con patologías previas como diabetes y que ha causado síntomas controlables en la mayoría de los pacientes. “No deberíamos estar hipnotizados por las vacunas. Hay otras medidas, como el distanciamiento social, el cierre de los colegios, evitar reuniones multitudinarias, los antibióticos y la higiene personal. Además, no es como la rabia, que es mortal al 100%. Estamos hablando de una enfermedad de la que la mayoría de las personas se recupera muy bien”.

 

La OMS prevé que un tercio de la población mundial terminará infectándose con el virus. Hasta ahora, al menos 2.185 personas han muerto y varios millones han desarrollado la enfermedad.