NEUROLOGÍA
JANO.es · 09 septiembre 2009
El cerebro mantiene un remanente del recuerdo aunque el individuo no sea consciente de la información
De acuerdo con las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos) y publicado en el último número de la revista Neuron, los recuerdos existen incluso cuando ya se han olvidado. El problema, apuntan los autores, “es que no se pueden recuperar”.
Los investigadores usaron técnicas de imagen para llevar a cabo el estudio y descubrieron que la actividad del cerebro de una persona es muy parecida cuando recuerda un acontecimiento que cuando lo experimenta por primera vez, incluso cuando la persona no se acuerda de aspectos específicos.
En colaboración con científicos de la Universidad de Princeton (Estados Unidos), los expertos analizaron por medio de la resonancia magnética la actividad de estudiantes a los que mostraron ciertas palabras. Posteriormente, se les solicitó que imaginaran cómo un artista dibujaría el objeto al que da nombre la palabra, que pensaran en cómo se usa el objeto, o que pronunciaran la palabra en su mente. Alrededor de veinte minutos más tarde, los estudiantes vieron las palabras por segunda vez y se les pidió que recordaran cualquier detalle relacionado con ellas.
Mediante un método de análisis matemático, los científicos asociaron las diferentes tareas que se les había pedido con los distintos patrones de actividad cerebral. Cuando un estudiante mostraba un fuerte recuerdo de una palabra, el patrón era muy parecido al que se generaba durante la tarea. De la misma forma, cuando el recuerdo era débil o inexistente, el patrón no destacaba, pero se reconocía su pertenencia a esa tarea.
En palabras del Dr. Jeff Johnson, investigador principal, “los que muestra nuestros análisis es que el cerebro sabía algo acerca de lo que había ocurrido, aunque el sujeto no fuera consciente de la información. Así, si se comprende lo que ocurre en jóvenes adultos sanos se podría averiguar el motivo porque el que la memoria falla de forma más acusada cuando envejecen, o averiguar lo que ocurre con acontecimientos traumáticos”.
Y es que, como concluyen los autores, “si los detalles están aún ahí, se puede encontrar una manera de acceder a ellos”.