CARDIOLOGÍA
Madrid, capital española de la cardiología
Carlos del Águila, Madrid · 18 octubre 2007
Se inaugura hoy el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares, que reúne a alrededor de 3.000 especialistas
Las Jurdes o el Tíbet hispánico
Al norte de la provincia de Cáceres hay una tierra cuyas notables peculiaridades geográficas la convierten en uno de los lugares más bellos y misteriosos de Europa, las Hurdes, también conocida como "las Jurdes". Dichas características del terreno no siempre supusieron una dicha para su gente. A principios del siglo xx, la región era una de las más pobres de España y por supuesto de Europa. Con caminos de barro y arena, con pueblos pequeños y poco habitados, nadie recorría la región. Sus habitantes, los hurdanos vivían en unas condiciones de miseria y pobreza que conmovieron a intelectuales como Miguel de Unamuno, Maurice Legendre y Gregorio Marañón. Legendre describió a la perfección la región: "Todos los poderes de la geografía parecen haberse conjurado para que el país de las Hurdes fuese condenado a vivir sobre sí mismo". Quizá por ello se conocía como "el Tíbet hispánico". Esta condena, este ostracismo hizo que se generaran leyendas e historias casi fantásticas sobre sus moradores y sus costumbres.
En 1921, el Ministerio de Gobernación planteó al rey Alfonso XIII la necesidad de desarrollar un plan de ayuda a las Hurdes. El Dr. Marañón, el cirujano José Goyanes y el profesor de Antropología Luis Hoyos hicieron un viaje para estudiar la situación. Lo que descubrieron fue uno de los binomios más característicos de la historia de la humanidad: hambre y miseria acompañando a las enfermedades. Marañón escribió: "Españoles como los demás, de la misma raza, con las mismas costumbres, la misma religión y la misma lengua; pero más hambrientos que los de las más pobres aldeas castellanas y, además, enfermos en su casi totalidad. Las Hurdes eran por entonces un inmenso repliegue montañoso habitado por gentes que parecían escapadas a medio curar de un hospital". La región tuvo la suerte de que un gran científico y humanista no sólo evaluó su situación sanitaria sino también captó su alma.
Un viaje real
El informe del Dr. Marañón resultó desalentador. Las enfermedades más frecuentes eran la malnutrición, el bocio, el raquitismo, el paludismo y la tuberculosis, todas ellas relacionadas con las malas condiciones de vida e higiene. La esperanza de vida era mucho menor que la del resto de los españoles, y alimentos básicos como el pan resultaban casi desconocidos en aquellos pueblos remotos. Una de las costumbres que más impresionó a Marañón fue lo que denominó "crianza mercenaria", consistía en que las mujeres que tenían hijos recibían una exigua pensión para que criaran a huérfanos (o "pilos", como se les denominaba). Las condiciones eran tan extremas que las madres cuidaban mejor a estos hijos postizos que a los suyos propios ya que si los pilos morían perdían el dinero. La comarca era tan cerrada que la mayoría de sus habitantes no habían salido de ella y ni siquiera conocían otros pueblos por lo que los problemas derivados de la consanguinidad eran muy frecuentes.
Marañón organizó el viaje para que el rey Alfonso XIII visitara y viera con sus propios ojos las condiciones de vida de aquellos españoles. Era un hecho sin precedentes. Un día de junio de 1922 a las ocho de la mañana salieron varios coches desde el Palacio Real de Madrid. El rey, sus colaboradores, el equipo de médicos que había hecho el informe y la prensa se dirigieron hacia Cáceres. Los viajeros se quedaron impresionados por la belleza de los paisajes, pero la realidad de las condiciones de vida de la gente les resultó muy dura. Cuentan que el rey salió llorando de una casa en la que la miseria invadía cada rincón. El rey dio carta blanca para que se llevaran a cabo todas las mejoras necesarias.
El Dr. Marañón dedicó gran parte de su actividad a escribir una memoria con un diagnóstico y solución de los problemas sanitarios de las Hurdes. Su actuación promoviendo las actividades de salud pública fue única y ejemplar. Las condiciones de vida no mejoraron rápidamente pero aquel viaje cambió la conciencia de un pueblo que se sintió comprometido con los más necesitados. En la actualidad, las carreteras nos llevan a una de las regiones más bellas de España, en la que aquellos días de dolor quedan muy lejos. Contemplando sus paisajes, uno entiende que algunos pensaran que allí debió de estar el paraíso, un paraíso cruel para el hombre.
* Luis Buñuel se quedó tan impresionado con las descripciones del Dr. Marañón que decidió rodar un documental sobre las Hurdes en 1933 titulado Las Hurdes tierra sin pan * Cinematográficamente fue un hecho sin precedentes, sin embargo, gran parte de los intelectuales, incluido Marañón, criticaron duramente la obra. Marañón creía que daba una pésima e injusta imagen de España y de los hurdanos. * En la actualidad las hurdes encuentran su riqueza principal en el turismo y su gente ha sabido olvidar las leyendas negras que un día cubrieron su historia. |