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JANO.es · 27 diciembre 2007

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La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) —al igual que la Asociación Americana de Oncología Médica, la Sociedad Europea de Oncología Médica o la OMS— está impulsando la atención integral del paciente oncológico en todas las fases de su enfermedad bajo un concepto global, el de cuidados continuos, que incluye el tratamiento biológico, psicológico, familiar y social.

Esta continuidad en la atención incorpora parámetros hasta hace poco tiempo escasamente utilizados por los oncólogos, como la calidad de vida del paciente, de su familia y de sus cuidadores, o el manejo del muchas veces infravalorado dolor oncológico. “Entendemos por cuidados continuos oncológicos la atención integral del paciente con cáncer a lo largo de toda la trayectoria de su enfermedad y bajo el compromiso del no abandono cuando los tratamientos dejan de surtir efectos curativos”, afirma el Dr. Vicente Valentín, del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).

La SEOM ha creado una Sección de Cuidados Continuos, “cuyo objetivo —en palabras de la Dra. Ana Casas, oncóloga médica del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla— es impulsar unos cuidados que abarquen todas las esferas de la persona, tanto la física como la psicológica, social o espiritual, lo que significa tratar al paciente atendiendo todas sus necesidades desde el inicio de la enfermedad”.

Tanto la Dra. Casas como el Dr. Joan Carulla, director de la Unidad de Soporte y Cuidados Paliativos del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), destacan que con estos cuidados el paciente recibe una atención encaminada a evitar y tratar, por ejemplo, el dolor, la desnutrición, la atrofia muscular, la anemia, el estreñimiento, los vómitos, la fiebre, la depresión, la ansiedad, el miedo y, en definitiva, la pérdida de funcionalidad y calidad de vida en el transcurso de toda su enfermedad.

Para el Dr. Valentín, “el término ‘no abandono’ implica que, además de la administración de la terapia antitumoral más efectiva, nosotros, como oncólogos médicos, podemos y debemos emplear nuestros conocimientos y experiencia en el control de síntomas, junto con el apoyo psicosocial y la comunicación ajustada a la necesidad evolutiva del paciente a lo largo de todo el proceso clínico, ofreciendo siempre las máximas oportunidades al paciente y trabajando dentro del equipo multidisciplinar según lo precise”.

Calidad de vida

Los expertos coinciden en señalar que el concepto que se debe manejar en el paciente oncológico —“en realidad en el de todos los pacientes”, matiza el Dr. Carulla— es el de calidad de vida. “El dolor es uno de los síntomas, pero también está la fatiga, el insomnio, la depresión, las náuseas, etc. Hay una batería de síntomas que, en algunos casos, los pacientes identifican como parte de la enfermedad, algo que no es cierto. Cuando se han hecho encuestas de calidad de vida se ha visto que algunos consideran que han perdido casi un 50% de su calidad de vida. Tenemos que tratar de lograr un control integral de todos estos parámetros”.

El Dr. Valentín reconoce que si se quieren establecer unos criterios de calidad es necesario reconocer las demandas de los pacientes. Entre éstas cabe destacar unos buenos cuidados profesionales y un enfoque holístico, que se extienda más allá de los aspectos clínicos del tratamiento para dirigirse de forma más amplia a sus necesidades y deseos, y no a la conveniencia del hospital o del personal sanitario.

La Dra. Casas considera que el desarrollo de los cuidados continuos debe venir avalado por un esfuerzo importante en investigación: “Es necesario superar los frenos que ha supuesto la polarización hacia los estudios sobre tratamientos curativos y decidirse activamente por investigar en calidad de vida, en síntomas y en paliación, utilizando metodologías de excelencia ya contrastadas en la investigación clínica tradicional”.

¿Cómo organizarlos?

Ala hora de organizar los cuidados continuos, el Dr. Valentín explica que es posible coordinar las estructuras asistenciales existentes sin crear redes sanitarias paralelas para atender y cubrir las demandas del mayor número posible de pacientes oncológicos en fase avanzada. Como conclusión, el oncólogo del hospital madrileño señala que un programa de cuidados continuos debe ser integral, cubriendo todas las necesidades del paciente e incluyendo los aspectos psicológicos, sociales y espirituales; integrado en la red asistencial; sectorizado por áreas sanitarias; coordinado entre la atención primaria y la especializada; abierto a la coordinación con los recursos sociales, y formado por equipos interdisciplinares y multiprofesionales.

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