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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunirá en la tarde de hoy con diversas asociaciones de la industria sanitaria norteamericana con el objetivo de recibir apoyos para su reforma del sistema de salud, con la que espera reducir billones de dólares en costes para este sector.

 

Las asociaciones convocadas al encuentro, programado para las 18:30 hora peninsular, entregarán una misiva al presidente en la que se comprometerán a reducir en un 1,5% anual el creciente gasto sanitario a través de medidas más eficientes. 

 

El ahorro de costes se podría lograr con acciones como un gasto más racionalizado del papel y la modificación de la manera en la que los hospitales proveen y facturan a sus clientes por sus servicios. Colaboradores del presidente afirman que con la contención del gasto en el sistema sanitario prevista para los próximos años 10 se podrían ahorrar hasta 2 billones de dólares.

 

En palabras de Obama, “no podemos continuar en el mismo camino peligroso por el que hemos viajado durante años, con costes que están fuera de control. Esta reforma no es un lujo que podemos posponer, sino una necesidad que no puede esperar. Así, esta es la razón por la que estas agrupaciones se reunirán en la tarde de hoy, para establecer un compromiso sin precedentes. Se van a comprometer a reducir la creciente tasa de gasto del sistema nacional de salud en un 1,5% anual durante los próximos diez años, de 2010 a 2019”.

 

 

 

Modernizar el sistema público de salud y aumentar la cobertura médica a unos 46 millones de estadounidenses que no cuentan con ningún tipo de seguro son dos de las principales prioridades para Obama, quien trata de presionar a los congresistas demócratas para que den luz verde a una revisión del sector antes de que acabe el año. 

 

Existe un amplio acuerdo entre la industria y los legisladores sobre la necesidad de modificar el sistema, aunque hay discrepancias sobre cómo llevarlo a cabo. Uno de los ejes de la propuesta de Obama es el establecimiento de un plan de seguros sanitarios del Gobierno en el que podrían participar aseguradoras privadas. La Administración norteamericana asegura que el plan ayudaría a reducir costes al aumentar la competencia y ampliar la cobertura a los que no disponen de seguros médicos.