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NEFROLOGÍA

Primer trasplante renal por vía laparoscópica

JANO.es · 12 junio 2009

Supone la reducción de la tradicional incisión de 20 centímetros hasta una de sólo siete

La Fundació Puigvert ha realizado el primer trasplante de riñón por vía laparoscópica que se ha realizado en el mundo, y que supone la reducción de la incisión de 20 centímetros, que se lleva a cabo tradicionalmente, hasta sólo siete, según han explicado los responsables de la operación.
 
La laparoscopia, que permite una intervención quirúrgica mínimamente invasiva, ya se había utilizado en la extracción de riñones, pero hasta la fecha no en la implantación. Los beneficios de esta técnica incluyen la reducción del traumatismo quirúrgico, la disminución del riesgo de complicaciones de la herida y el hecho de que el dolor postoperatorio es menor y la recuperación más rápida.
 
La introducción de la cirugía laparoscópica en el mundo de la urología ha sido una “revolución”, al permitir colocar instrumentos ópticos de alta resolución dentro de la cavidad abdominal a través de pequeñas incisiones, según indicó el coordinador del equipo quirúrgico de trasplante renal de la Fundación, el Dr. Antoni Rosales, quien a su vez explicó que “ofrecer una técnica de extracción menos agresiva conlleva el aumento de las donaciones de personas vivas”, como demuestra el hecho de que desde 2002 este tipo de donaciones aumentaron en Cataluña desde el 2% al 6%. La incisión de siete centímetros se practica por debajo del ombligo, mientras que anteriormente se practicaba en un costado.
 
La primera de las pacientes operadas mediante esta técnica “pionera” fue intervenida hace dos semanas. Presentaba una insuficiencia renal crónica en fase de prediálisis y fue dada de alta a los 14 días con un funcionamiento renal normal. Al donante, su marido, se le extrajo el riñón por el mismo método, en un proceso que duró tres horas y 50 minutos aproximadamente, y movilizó a unas 15 personas en quirófano.
 
La intervención quirúrgica es “similar a la extracción de un feto por cesárea”, según explicó el Dr. Rosales, y se inicia con la desecación de los vasos ilíacos, es decir, la arteria y la vena que van hacia las piernas.
 
El nuevo riñón se introduce con la mano dentro de la cavidad abdominal preparada previamente, para conseguir un lugar “estable” sobre el que trabajar. A partir de ahí, mediante instrumentos de unos 30 centímetros de longitud y observando una cámara de televisión, se realizan las operaciones oportunas para que el riñón reciba y expulse la sangre. La fase final se completa con la conexión del uréter que debe llevar la orina a la vejiga.
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