• 
• 

El informe del Observatorio Español sobre Drogas 2007, elaborado con datos de los años 2005, 2006 y 2007, refleja un descenso de consumidores de tabaco, bebidas alcohólicas y heroína inyectada. Además, muestra que, si bien el consumo de cocaína y cannabis ha comenzado a descender tras muchos años de aumento, el 2,2% de los adolescentes españoles de entre 14 a 18 años presenta un consumo "problemático" de esta última sustancia.

 

Con motivo de la conmemoración mañana del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Droga, la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas presentó ayer el citado informe, que muestra un descenso en el consumo de tabaco, sobre todo entre los hombres de 35 a 64 años y también entre los jóvenes. Un 37% de varones y un 28,6% de mujeres de 15 a 64 años fuman diariamente. Un 12,5% de los chicos fuma a diario, mientras que entre las chicas la proporción se sitúa en el 16,9%.

 

Ha descendido igualmente la proporción de consumidores de bebidas alcohólicas. El consumo se concentra en el fin de semana, sobre todo en los jóvenes, entre los que aumenta el consumo "en atracón". Según datos de 2005, un tercio de los jóvenes de 15 a 34 años se había emborrachado alguna vez en el último año, proporción que asciende hasta el 45,6% de los estudiantes.

 

Los datos muestran asimismo una disminución progresiva en el número de personas que se inyectan drogas. También ha comenzado a descender el consumo de cocaína y de cannabis tras muchos años de aumento.

 

La mortalidad directamente relacionada con drogas ilegales ha descendido lentamente. Las muertes por reacción aguda a drogas en seis grandes ciudades españolas pasaron de 544 registradas en 1992 a 237 en 2005. En el 63,4% de los casos, las urgencias por consumo de drogas han estado motivadas por el consumo de cocaína. Le sigue, en segundo lugar, el cannabis, con un 27,9 %, y la heroína, con un 24,8%.

Carmen Moya, delegada del Plan Nacional sobre Drogas, también aprovechó la conmemoración para presentar los resultados del estudio sobre uso problemático del cannabis en España, elaborado por el Plan Nacional que dirige, en colaboración con el Observatorio Europeo de Drogas, y que servirá para poner en marcha nuevas políticas de acción frente a este consumo.

 

El consumo problemático de cannabis se define como "el que genera consecuencias negativas para la salud o de carácter social para el propio consumidor y para su entorno". Según el estudio, este consumo aumenta con la edad y se da sobre todo en los adolescentes varones.

 

El análisis, pionero en Europa, refleja que el 2,2% de los adolescentes españoles de entre 14 a 18 años –algo más de 48.000- presenta un consumo problemático de cannabis. La investigación se realizó con una muestra de 14.589 estudiantes de entre 14 a 18 años (con una edad media de 15,6 años), una de las más amplias de todas las analizadas hasta ahora en el mundo sobre este tema.

 

Moya destacó que el consumo de cannabis provoca problemas de salud física, psíquica, sociales e incluso conductas de riesgo, que pueden poner en peligro la vida del consumidor o su salud, como, por ejemplo, en accidentes de tráfico. "Su consumo en el período académico se asocia a peores notas, menor satisfacción, actitudes negativas hacia la escuela, pobre rendimiento escolar y mayor prevalencia de abandono de los estudios".

 

En el caso de los adolescentes, por primera vez desde 1994, los datos de la Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-2007 mostraron un descenso en el consumo de cannabis, pero especialmente en la prevalencia de consumo en los últimos 30 días, que bajó 5 puntos porcentuales, hasta situarse en el 20,1% actual.

 

En España, el 8,7% de la población adulta de entre 15 a 64 años declaraba en 2005 haber consumido cannabis en los últimos 30 días, con una tendencia a la estabilización del consumo respecto a años anteriores.

 

Aunque en España gran parte del consumo es experimental u ocasional, 4.426 personas, sobre todo jóvenes, demandaron tratamiento por primera vez en la vida por problemas relacionados con el consumo de esta sustancia. En cuanto a las urgencias relacionadas con su consumo, suponen el 27% del total de las registradas por drogas.

 

Estudios científicos han demostrado sus efectos negativos en el sistema nervioso central: consumir a diario en períodos prolongados puede producir deficiencias en la memoria, la atención, la capacidad psicomotora y otros trastornos mentales. Además, puede triplicar el riesgo de sufrir psicosis, sobre todo en personas vulnerables.

 

En este sentido, Moya subrayó la importancia de un diagnóstico precoz y un tratamiento del consumo problemático de esta sustancia lo antes posible: "Cuanto antes se detecte este consumo, antes podremos recurrir a ayuda especializada".