GINECOLOGIA

Prueba genética para la detección temprana de cáncer de cuello uterino

JANO.es · 17 octubre 2007

Científicos holandeses afirman en "The Lancet Oncology" que, en comparación con las pruebas convencionales, la prueba de ADN del virus del papiloma humano (VPH) facilita la detección temprana de lesiones

"El progreso y la riqueza de los países dependen de la investigación, de la ciencia, de la educación y de las nuevas tecnologías." No por repetidamente pronunciadas, las palabras del presidente Rodríguez Zapatero, atribuibles a cualquier mandatario político pasado, presente o futuro, pierden el más mínimo valor a la hora de calificar el papel, crucial, que desempeña la investigación --el primer componente del consabido trinomio I+D+i-- en el bienestar de cualquier país.

Sin embargo, y a pesar de su trascendencia, la historia de la I+D+i se ha caracterizado en demasiadas ocasiones por una sucesión de promesas, de compromisos o intenciones, que nunca han llegado realmente a fructificar. La razón, el enorme esfuerzo, fundamentalmente de tipo económico, que requiere la puesta en marcha de estos compromisos.

Problema de carácter endémico, por otra parte, no exclusivo de nuestro país. Así, y asumida la necesidad de potenciar los programas de investigación, los países de la Europa de los Veinticinco acordaron en el Consejo de Barcelona del año 2002 incrementar las inversiones en I+D+i para convertir al viejo continente en la economía más competitiva del mundo en el 2010. Transcurridos varios años, los primeros informes emitidos han denunciado que, salvo excepción de contados países --no así de España, sino de aquellos que de manera tradicional han apostado por la investigación--, el compromiso nunca ha dejado de ser una mera intención.

En el caso específico nacional, nunca se ha establecido una correspondencia estable entre intención y realidad. Numerosas, cuando no excesivas, han sido las promesas que nunca han llegado a fructificar. Es por ello que, atendiendo a los antecedentes, el programa Ingenio 2010, proyecto gubernamental que se inició el pasado 2005 con el objetivo de colocar a la investigación española entre las diez más potentes de los Veinticinco, no lograra superar el acostumbrado escepticismo de la clase científica española.

Sin embarpo, en este contexto debe destacarse la inminente creación de los primeros siete centros de investigación biomédica en red (CIBER), entidades que, equiparables a los grandes institutos de investigación --CNIO y CNIC--, se enmarcan en el programa Ingenio 2010 con objeto de desarrollar un amplio programa científico sobre una enfermedad o un área estratégica de investigación. Los CIBER, dotados para el presente año con un presupuesto de 32 millones de euros, están llamados no sólo a complementar, sino también a mejorar de acuerdo con sus características diferenciadoras --caso de la personalidad jurídica--, la labor iniciada hace ya tres años por las redes de temáticas de investigación cooperativa (RETICS).

Además, la continuidad de estos centros parece asegurada de cara al futuro. Así, y además del incremento de la partida de las RETICS --30 millones de euros en el 2006--, el gobierno destinará a los CIBER --inicialmente siete, pero once o trece en el futuro próximo-- una inversión de aproximadamente 400 millones de euros hasta el 2009.

En defnitiva, y sin ánimo de ser optimistas, la puesta en marcha de los CIBER podría suponer la consolidación del punto de inflexión, del cambio de la tendencia investigadora nacional que se inició con las RETICS y los centros nacionales de investigación. Pues nuestro país no puede tolerar que la investigación, tal y como sucedía antaño, sea patrimonio de pioneros las más de las veces llamados a asumir su compromiso en solitario.

Nos encontramos, en definitiva, en un momento de congratulación, no del típico y acostumbrado triunfalismo, ya que la iniciativa debe entenderse sólo como un paso más en la dirección correcta, en un camino que requiere tanta paciencia como constancia. Esperamos --si no exigimos-- que los CIBER constituyan un nuevo avance, uno más, de otros muchos aún por llegar.