DROGADICCIÓN
Sumisión química y prácticas delictivas
JANO.es · 15 diciembre 2008
Un artículo en "Medicina Clínica" aborda el uso de sustancias químicas con el fin de manipular la voluntad de las personas
El uso de sustancias químicas con el fin de manipular la voluntad de las personas no es reciente, pero en los últimos años ha cobrado un mayor protagonismo por su asociación con agresiones sexuales, robos y otras prácticas delictivas, según concluyen los autores de un artículo que se publica en "Medicina Clínica".
El término "sumisión química" (SQ) deriva del francés soumission chimique y puede definirse como la administración de sustancias psicoactivas a una persona, sin su consentimiento, con fines delictivos o criminales. La agresión sexual es el delito más común. Tanto es así que en terminología anglosajona esta práctica se denomina drug-facilitated sexual assault o agresión facilitada por drogas o fármacos. Los estudios epidemiológicos de otros países indican que hasta un 17% de las agresiones sexuales podría catalogarse como casos de SQ por exposición involuntaria de la víctima a alguna sustancia vasoactiva.
Sin embargo, la práctica de la SQ no es un fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante histórica en el desarrollo de las civilizaciones. Así, hacer consumir alcohol a una persona para limitar tanto sus defensas físicas como psíquicas, o la administración de opioides, setas alucinógenas u otros productos vegetales sin el conocimiento de la víctima, se han practicado en los ritos de iniciación de ciertas sectas religiosas o ciertas tribus.
La sustancia ideal para cometer este tipo de agresión es de acción rápida, breve, fácil de conseguir, activa a dosis bajas, de administración oral, debe pasar desapercibida para la víctima (sin color, olor ni sabor) producir efectos poco característicos y favorables para el agresor (amnesia anterógrada, sedación, alucinaciones y desinhibición). Las sustancias que con más frecuencia se usan en caso de SQ, como el alcohol, las benzodiacepinas, el cannabis y la cocaína, reúnen muchas de esas características.
El personal sanitario –subrayan los autores del artículo- que atiende a estas víctimas debe conocer las características fundamentales de este cuadro para prestarles una atención adecuada. Es fundamental su papel en la obtención rápida y adecuada de las muestras biológicas imprescindibles para el análisis toxicológico –sangre, orina y cabello– y en su envío, en que se garantice la cadena de custodia, a un laboratorio especializado en este tipo de análisis.