CARDIOLOGÍA
Una mejor coordinación en la aplicación de la angioplastia salvaría 1.000 vidas al año
Carla Nieto. Madrid · 28 julio 2011
El programa 'Stent for Life' pretende implantar esta técnica, considerada la más idónea para el tratamiento inmediato del infarto agudo de miocradio, en todo el territorio nacional.
“Actualmente existe consenso respecto a que la angioplastia primaria es la mejor opción para el tratamiento del infarto agudo de miocardio (IAM), siempre que se pueda practicar en los 90-120 minutos siguientes al episodio. Se trata de una intervención que tiene beneficios inmediatos y a largo plazo para el paciente y que, además, es mejor que los fármacos, de ahí que lo deseable sería que se aplicara en todos los casos. Con la adecuada coordinación, se calcula que la aplicación de la angioplastia primaria permitiría salvar 1.000 vidas al año”. Con estas palabras, el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Carlos Macaya, presentó las novedades para el tratamiento del IAM enmarcadas en el programa Stent For Life.
Esta estrategia, ideada por la Sociedad Europea de Cardiología, tiene como objetivo poner a disposición del mayor número de pacientes la angioplastia primaria mediante la implantación de programas de reperfusión en red para el tratamiento del IAM. Tal y como comentó el doctor Antonio Fernández Ortiz, secretario de la sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología, “se trata de garantizar que haya centros en todo el territorio nacional que puedan realizar una angioplastia de urgencia en cualquier momento. Actualmente, en España sólo el 30% de los pacientes con IAM son tratados con esta técnica, y nuestro objetivo es que este porcentaje se incremente hasta alcanzar el 70%. Para ello es necesaria una organización en red que coordine la actuación de los distintos servicios implicados, así como ofrecer el suficiente número de laboratorios de intervención cardíaca con capacidad para dar respuesta las 24 horas del día”.
En comparación con la media europea, la media española de este tipo de intervenciones sigue siendo deficiente (225 por millón de habitantes). Según el doctor Fernández Ortiz, esta situación responde a varias causas: “Por un lado, las desigualdades existentes entre las distintas comunidades autónomas, a lo que hay que unir la falta de educación que algunos servicios médicos tienen sobre este tratamiento y la inexistencia de protocolos que regulen el tratamiento del infarto de forma similar en todas las comunidades autónomas. Tampoco se dispone de datos que se puedan usar de manera fidedigna sobre el número real de infartos que se producen en cada autonomía, sin olvidar la falta de conciencia que aún existe en la población respecto al reconocimiento temprano de los síntomas del infarto”.
Un problema administrativo