GENÉTICA
Varios genes influyen en la densidad mineral ósea
JANO.es · 08 mayo 2008
Dos nuevos estudios han permitido identificar varias mutaciones genéticas que modifican el riesgo de desarrollar osteoporosis y experimentar fracturas
Una rata nacida en el sótano de una librería que se va convirtiendo progresivamente en una erudita y un oficinista amargado que odia a su jefe son dos propuestas interesantes, y al mismo tiempo divertidas, dentro del actual panorama literario.
Firmin
"Yo nací, fui acogido y me amamantaron en el armazón deshojado de la obra maestra menos leída del mundo". La obra en cuestión es Finnegans Wake, de James Joyce, y sus hojas convertidas en confeti sirvieron de nido para que una rata pariera trece crías a principios de los años sesenta en el sótano de una librería de viejo del casco antiguo de Boston. De toda la camada, la más pequeña es Firmin, que comenzó royendo los ejemplares para pasar después a leerlos de manera compulsiva.
Firmin es la primera novela del norteamericano Sam Savage, una de esas pequeñas joyas que se publicó en Estados Unidos en una editorial alejada de los circuitos comerciales habituales y que el boca a boca ha catapultado a los primeros puestos de las listas de ventas, además de hacerse con varios premios norteamericanos. Y la razón principal es que Firmin es un canto de amor a la buena literatura. Nos identificamos con esa rata sufridora, a veces tan estrambótica como don Quijote, que construye su mundo con base en los miles de libros que ha leído y a los que se ha vuelto adicta.
Firmin. Sam Savage. Seix Barral.
Recursos humanos
Las relaciones entre jefes, secretarias y oficinistas, planteadas desde una visión tan irónica como amarga, conforman los acontecimientos de Recursos humanos, relato finalista del Premio Herralde de Novela escrito por el mexicano Antonio Ortuño.
En este nuevo libro, retrata con acidez el mundo laboral a través de los ojos de un supervisor en una compañía de diseño y edición. Es Gabriel, un personaje que aborrece a su jefe con todas sus fuerzas y no duda en pegarle fuego a su coche en las primeras páginas del relato. También nos ofrece la visión de las relaciones laborales desde el punto de vista de Mario, el gerente, un arribista cuyo principal mérito para acceder al puesto es ser hijo de un eminente abogado a quien la empresa debe favores. La prosa de Ortuño es directa y feroz y su visión de ese microcosmos profesional que es la oficina es tan sarcástica como auténtica. O precisamente es sarcástica porque es auténtica.
Recursos humanos. Antonio Ortuño. Anagrama.