SALUD PÚBLICA
JANO.es · 02 abril 2009
Evidenciado en Estados Unidos, obedece al incremento del uso de pesticidas de aguas de superficie
Un estudio publicado en la revista Acta Paediatrica (2009;98:664-669) ha identificado por primera vez que los índices de defectos congénitos en Estados Unidos son superiores para las gestantes que concibieron en primavera y verano. La razón podría venir explicada, según los hallazgos alcanzados por los investigadores del estudio, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), porque este período de incremento del riesgo es correlativo al del uso de pesticidas en aguas de superficie en muchas zonas de ese país.
Tras estudiar los 30,1 millones de nacimientos en Estados Unidos contabilizados entre 1996 y 2002, los investigadores encontraron una fuerte asociación entre el incremento en el número de defectos congénitos en niños de mujeres cuyo último período menstrual antes del embarazo tuvo lugar en abril, mayo, junio o julio, justo en la época del año en que se elevan los niveles de nitratos, atrazina y otros pesticidas.
Mientras muchos de esos compuestos, incluido el herbicida atrazina, que está prohibido en Europa pero sigue autorizado en Estados Unidos, son sospechosos de ser dañinos para el desarrollo embrionario, este es el primer estudio que ha asociado un incremento en su concentración estacional en el agua en superficie con el pico en los defectos congénitos en niños concebidos en esos mismos meses.
La correlación entre el mes de la última menstruación y los altos niveles de defectos congénitos fue estadísticamente significativa en la mitad de las 22 categorías de defectos congénitos recogidos en la base de datos del Centro de Control de Enfermedades (CDC), incluyendo espina bífida, labio leporino y síndrome de Down.
Como apunta el Dr. Paul Winchester, autor principal del estudio, “los defectos de nacimiento, que afectan a un 3% de los recién nacidos en Estados Unidos, son una de las principales causas de muerte infantil. Lo que más nos preocupa es que si nuestras sospechas son correctas y los pesticidas están contribuyendo al riesgo de defectos congénitos, podemos revertir o modificar los factores que están causando estas dolencias”.