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MEDICINA DEPORTIVA

El ejercicio aeróbico rebaja la edad biológica

JANO.es · 16 abril 2008

Una investigación canadiense muestra que un largo período de ejercicio aeróbico de intensidad relativamente alta puede aumentar la potencia aeróbica máxima en 25%,equivalente a entre 10 y 12 años biológicos

El aumento de la cantidad y calidad de la investigación en AP y de los médicos de familia es considerado por el autor como un objetivo importante, de ahí que considere que hay que evitar que se pierdan los resultados de investigaciones ya realizadas pero no publicadas.

Que aumente la cantidad y la calidad de la investigación en atención primaria y de los médicos de familia es un objetivo importante para las sociedades profesionales y para las instituciones de nuestro país, tal como se viene repitiendo y destacando en múltiples artículos y noticias de los medios profesionales e incluso en los de comunicación general.

En las revisiones de los últimos años sobre la investigación en atención primaria, aunque se reconoce el avance significativo que se ha producido, siempre se destaca que es insuficiente en términos cuantitativos, pero sobre todo cualitativos.

Sin embargo en los congresos nacionales de las principales sociedades profesionales se presentan enormes cantidades de comunicaciones científicas que, por ejemplo en los últimos años y en el caso de la semFYC, se acerca a mil comunicaciones presentadas, de las que se aceptan casi un 50%, es decir, se presentan cerca de 500 comunicaciones en sus diferentes formas (a las mesas, orales, póster, etc.).

En una reciente investigación publicada en la REV CLÍN MED FAM se demuestra que sólo un 10,8% de las comunicaciones presentadas a los congresos de la semFYC se publican posteriormente en revistas indexadas en el INE, y sólo un 6,3% en Medline. A la luz de estos datos podríamos decir que el 50% de los trabajos de investigación presentados no tienen calidad para publicarse, y que de los aceptados sólo se publicaría uno de cada diez.

¿Qué pasa con las casi 500 comunicaciones rechazadas? ¿Entre ellas no hay ningún trabajo de investigación salvable con el asesoramiento adecuado? En el peor de los casos, si su no aceptación se debiera sólo a su baja calidad científico-técnica, representarían un gigantesco campo de mejora para los médicos de familia.

¿Qué pasa con las 450 comunicaciones aceptadas pero no publicadas? Si tenían calidad como comunicación científica, ¿ninguna la tiene para llegar a ser un buen artículo científico original? Si consiguiéramos que muchas más de ellas se publicaran, aumentaría significativamente la cantidad de artículos procedentes de la atención primaria.

Estas cifras, con todas las correcciones y matizaciones que se quieran, por sí solas ponen de manifiesto que existe un gran problema en cuanto a la eficiencia de los trabajos de investigación que hacemos los médicos de familia, y que se está desperdiciando una cantidad enorme de esfuerzos y recursos.

Las unidades docentes de Medicina de Familia y Comunitaria y las sociedades científicas no pueden permanecer al margen y deben tomar cartas en el asunto, porque ésta puede ser una de las explicaciones del escaso impacto y de los tímidos avances de la investigación en atención primaria, porque trasmite una mala imagen de nuestro colectivo y sobre todo por el desperdicio que supone. ¿Los médicos de familia somos buenos para hacer comunicaciones pero no para publicar los resultados de nuestras investigaciones?

Vamos a hacer más y mejor investigación, pero también deberíamos evitar que se pierdan los resultados de investigaciones ya realizadas, pero no publicadas.

Una vez puesto en evidencia este problema, no es razonable pensar que esto es un fenómeno natural sobre el que no hace falta intervenir, por lo que habría que diseñar actividades para evitar o paliar esta enorme “falla” que existe entre comunicación y publicación.

Aunque para buscar soluciones probablemente habría que obtener más información y tratar de buscar las causas a este fenómeno, entre las que podríamos quizá mencionar:

– Muchos residentes que realizan trabajos de investigación durante su período formativo se conforman con comunicar sus resultados como etapa final de aquél.

– Una cultura en nuestro colectivo que sobrevalora la comunicación y minusvalora la publicación. O al menos que fomenta mucho en el gran espectáculo mediático de los congresos y que no potencia tanto el trabajo para conseguir un artículo original indexado.

– Quizás una falta de incentivos para publicar un artículo científico.

– Falta de apoyo y de asesoramiento técnico adecuado.

– Falta de formación y de experiencia en la escritura científica de los artículos originales.

Éstos y otros motivos, que falta estudiar, podrían darnos pistas para mejorar como investigadores y para establecer estrategias en ese sentido. “En las revisiones de los últimos años sobre la investigación en Atención Primaria, aunque se reconoce el avance significativo que se ha producido, siempre se destaca que es insuficiente en términos cuantitativos, pero sobre todo cualitativos.”

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