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DOLOR

Escasas unidades de dolor agudo en los hospitales españoles

JANO.es y agencias · 13 mayo 2008

Sólo el 10% de los centros cuentan con este tipo de unidades, que permiten un control eficaz de lo dolor postoperatorio

Según los datos de la Oficina Estadística de la Comisión Europea (Eurostat), España ha reducido considerablemente las distancias con la UE27 en investigación y desarrollo (I+D). Así, si en 2000 la inversión española era del 0,91% de su PIB y la diferencia con la media europea de 0,95 puntos, 6 años después ésta se ha elevado al 1,16% del PIB y la brecha se ha reducido a 0,68 puntos (la media europea es del 1,84%).

No obstante, nuestro esfuerzo inversor aún queda muy lejos de países como Suecia (3,82% del PIB), Finlandia (3,45%), Alemania (2,51%), Austria (2,45%) o Dinamarca (2,43%), que duplican e incluso triplican las cifras españolas, y aún más lejos de EE.UU. o Japón, donde superan el 3% del PIB. Tres países sumaron el 60% de inversión europea en I+D en 2006: Alemania (con 58.000 millones de euros), Francia (38.000) y Reino Unido (32.000).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que Eurostat no recoge los últimos datos de España, publicados el pasado noviembre por el INE, que cifraron la inversión en I+D en 2006 en una cifra mayor de la estimada por la oficina europea –11.801 millones de euros reales frente a los 11.380 estimados–, un 16% más que el año anterior y el mayor incremento desde 1998. Con estos últimos datos, la inversión en investigación alcanza ya el 1,2% del PIB. Además, es muy significativo que mientras la inversión en la UE en 2006 descendió respecto a 2000 en porcentaje del PIB (1,84% frente a 1,86%), en España aumentó un 27% en ese mismo período.

Leve retroceso

Este retroceso, aunque leve, de la I+D europea dificulta aún más el cumplimiento de la Agenda de Lisboa, que marca los objetivos de la UE en esta materia (la inversión en I+D debería alcanzar el 3% del PIB en 2010 y el sector privado debería aportar el 66% de ese esfuerzo inversor). En los últimos 3 años no ha aumentado en la Unión el porcentaje del PIB destinado a I+D. España, al partir de una peor situación, se fijó unos objetivos más modestos: 2% del PIB en 2010 y un 55% de contribución del sector privado.

Más positiva es la evolución de la participación de ingenieros y científicos en el mercado laboral de la Unión: en 2006, el 4,8% del empleo estaba ocupado por estos profesionales. Bélgica ocupaba el primer puesto con un 7,9% de la población ocupada, mientras que en España representaba el 4,6% del total, una proporción inferior a la de Francia (4,8%) y superior a la de Italia (3,1%). Además del caso belga, los porcentajes más altos de empleo cualificado fueron los de Irlanda (6,8%), Finlandia (6,7%), Suecia (6,5%) y Dinamarca (6%).

En cuanto al análisis de las regiones con mayor porcentaje de empleo en el sector de alta tecnología, Eurostat sitúa a Cataluña como la tercera –y única española–, con 286.000 profesionales, sólo superada por Lombardía (448.000) y Stuttgart (377.000). Alemania dominó el “Top 20” con 11 regiones, seguida de Italia (5) y Francia (2).

Además, la oficina europea señala que el gasto total realizado por todas las administraciones españolas ascendió en 2005 al 0,85% del PIB (7.740 millones de euros), lo que sitúa a nuestro país por encima de la media de la UE (0,74%). Solamente los Gobiernos de Finlandia, (1,03 %), Francia, (0,93%) y Suecia (0,89%) realizaron un esfuerzo mayor.

En 2002, según el INE, la inversión española en I+D se situaba en el 1% del PIB. En definitiva, la cifra se incrementó en un 0,2% en 4 años hasta alcanzar en 2006 el mencionado 1,2%. Teniendo en cuenta el objetivo del 2%, ¿será capaz nuestro país de lograr un crecimiento del 0,8% en el período 2007-2010?

 

Innovación y promesas electorales

El programa electoral con el que concurrió el PSOE a las últimas elecciones generales se plantea una meta considerada “plenamente alcanzable”: situar a España en 2015 entre los 10 países más avanzados del mundo en ciencia y tecnología. Para conseguirlo, propone 3 grandes pilares de acción, que constituirán los ejes de un nuevo Pacto por la Ciencia:

– Una nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

– Incremento sustancial de los recursos del Estado en I+D+i, focalizándolos en programas que movilicen al sector privado.

– Fortalecimiento de las instituciones científicas y de los recursos humanos.

Además, el programa electoral recoge, entre otros, los siguientes compromisos:

– Doblar la inversión en I+D+i civil, incorporando 50.000 personas al sistema de ciencia y tecnología, de los que al menos la mitad serán investigadores y tecnólogos.

– Creación de una Oficina de I+D+i que simplificará el régimen de ayudas.

– Estatuto del personal investigador y de los gestores de la I+D+i del sector público.

– Desarrollo de la Agencia Española de Financiación de la Investigación.

– Desarrollo de un plan sectorial para el sector farmacéutico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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