POLÍTICA SANITARIA

Europa alerta de la entrada de medicamentos falsos

JANO.es y agencias · 21 noviembre 2007

La Comisión Europea ha revelado que durante el año pasado se confiscaron en las fronteras de la UE más de 2,7 millones de fármacos falsificados

Un recorrido por un paisaje extremo en el que la vida se abre paso sutilmente, y la alternancia de las inmensas y desoladas llanuras pedregosas, con las cadenas montañosas de dunas te hacen sentir que estás viviendo un viaje de ensueño en uno de los pocos lugares que todavía permanecen vírgenes.

Abarca ecosistemas tan diferentes como llanuras pedregosas, montañas graníticas y lagos secos bordeados por gigantescas dunas, algunas de más de 300 metros de altura. Las superficies de estos lagos,blancas por el depósito de las sales disueltas con las últimas lluvias, contrastan con el intenso rojo anaranjado de la arena de las dunas y todo ello produce una visión que parece onírica. En sus lechos se diseminan acacias fosilizadas, que en las horas más calorurosas rilan con la ráfagas de calor. Son como espectros que nos recuerdan el carácter caprichoso y oportunista de la vida en los desiertos, dependiente siempre de una hidrología anárquica y desorganizada.Su persistencia en el tiempo es el resultado de la falta de bacterias y hongos incapaces de sobrevivir en estas condiciones para descomponer la materia orgánica.

El desierto del Namib se extiende a lo largo de 1.600 km en la franja costera de Namibia en el sudoeste del continente africano. Ocupa 310.000 km2 divididos en dos sectores principales: Costa de los Esqueletos National Park, en el norte, y el Namib Naukluft National Park, más hacia el sur. La corriente marina fría de Benguela le proporciona las características propias de un desierto tropical costero. La principal fuente de humedad es la niebla producida por la masa de aire frío que penetra desde el mar hacia el interior del continente.

Como en todas las zonas desérticas las condiciones de vida son muy difíciles, y tanto el ser humano como los animales y plantas tienen que desarrollar adaptaciones especiales.

Sobrevivir

Los bosquimanos, antiguos habitantes de este desierto, tienen una vida nómada obligada por la escasez de recursos. Son cazadores de antílopes y recolectores de semillas y raíces.

Las condiciones áridas producen ciertos tipos de plantas endémicas muy especiales, entre ellas las plantas guijarros (lithops) crecen en las zonas más pedregosas y sobreviven porque están parcialmente enterradas. Sus hojas suculentas son redondeadas para evitar la evaporación del agua y son un camuflaje frente a los posibles depredadores.

Otro endemismo de estas latitudes es el árbol carcaj (quever tree), cuyas hojas suculentas crecen en forma de rosetón a varios metros del suelo para escapar del calor abrasador. Sus raíces y tronco están rellenos de una fibra blanda que puede acumular mucha de agua. Los bosquimanos usaban este tejido interno para hacer las aljabas en que llevaban sus flechas.

Si la sequía es extrema, el árbol se amputa y los rosetones de hoja se caen para que el tronco pueda conservar la humedad necesaria para sobrevivir.

En época de lluvias las plantas efímeras (efemerófitos) desarrollan un corto ciclo vegetativo, dejando semillas que pueden permanecer años antes de germinar. Cuando la cantidad de agua que cae es suficiente las semillas salen de su letargo bajo la arena y entonces ocurre el milagro; durante unas pocas semanas el desierto se cubre de praderas de flores de diferentes colores.

Otras plantas pasan el reposo vegetativo de la estación seca bajo tierra en forma de raíces, bulbos o rizomas, que sirven de alimento a animales que sobreviven en este inhóspito desierto.

Pocos animales son capaces de vivir en el desierto y la posibilidad de observarlos se reduce a las horas que coinciden con el amanecer y a la caída de la tarde, cuando la humedad es mayor.

En las condiciones extremas de este tipo de hábitat, los animales mejor adaptados son los reptiles, aunque lo más probable es que sepamos de su existencia sólo por la huellas que dejan en la arena.

Podemos encontrar al amanecer en las aristas de las dunas los escarabajos tenebrónidos, que colocándose cabeza abajo consiguen beber agua por la condensación de la niebla en sus alas. Este pequeño coleóptero es de vital importancia para el mantenimiento del ciclo de los nutrientes en el desierto, pues se alimentan de los detritos.

Una de las imágenes más bellas que te puede regalar el Namib es la aparición de un orix del Cabo (gemsbok) caminando lentamente y con elegancia por las rojas dunas. A diferencia de otros ungulados, es capaz de subsistir con poca agua y ha desarrollado ciertas estrategias térmicas que le permiten adaptarse muy bien al desierto. Como en todos los ecosistemas existe una interrelación entre todos sus componentes que ayuda a mantener su equilibrio. En el caso del orix su existencia es vital para la propagación de las escasa población de acacias de este desierto, al extender y abonar sus semillas con sus excrementos.

Algunos viajeros son afortunados al poder disfrutar de la visión de elefantes y jirafas cruzando el desierto como figuras fantasmales entre los espejismos de calor. Estos animales que parecen fuera de lugar, proporcionan a estos paisajes un carácter surrealista.

Costa de los Esqueletos

Al inhóspito litoral de Costa de los Esqueletos, en el norte del Namib, las colonias de la foca peluda de El Cabo llegan todos los años para reproducirse.

Esta población constituye una de las grandes concentraciones de esta especie que habitan en los océanos meridionales. Mantienen un constante conflicto con el ser humano por la sobreexplotación de los bancos de peces que son la base de su alimentación.

El extremo sur de este desierto esconde un tesoro codiciado por todos los colonizadores. Bajo sus dunas movedizas se formaron hace decenas de millones de años, por erupción volcánica y posteriores procesos de altas presiones y temperaturas, minerales que se cuentan entre los más valorados por el ser humano: los diamantes. Estas minas son la principal fuente de riqueza de Namibia. Aunque paradójicamente al pasar un tiempo en el Namib, uno llega a la conclusión de que la joya del desierto es el agua.

Cuando viajas por este desierto te sientes frágil y pequeño. La belleza de la naturaleza al límite te descubre la esencia de la vida; la previsión es desplazada por el oportunismo.

Aquí el tiempo pasa de forma diferente, la vida transcurre lenta, latente, paciente y se simplifica en encontrar agua y la sombra de una acacia. Un buen motivo para visitarlo, conocerlo y reflexionar sobre la relatividad de las cosas.