11º SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE TRATAMIENTO CON CÉLULAS MADRE E INNOVACIÓN CARDIOVASCULAR
Menos del 10% de los candidatos a trasplante de corazón logra el órgano
JANO.es · 30 mayo 2014
Según el jefe del Servicio de Cardiología del Gregorio Marañón, el Dr. Francisco Fernández-Avilés, los tratamientos farmacológicos y otras terapias "han llegado a su techo de eficacia" frente a la insuficiencia cardíaca.
El único tratamiento eficaz para la insuficiencia cardíaca (IC) es el trasplante de corazón pero la escasez de donantes hace que actualmente sólo un 10% de los candidatos, o incluso menos, consigan el órgano que necesitan, lo que obliga a los cardiólogos a buscar otras soluciones para prevenir un segundo infarto.
"La IC tiene peor pronóstico que el cáncer más maligno", ha reconocido el jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Francisco Fernández-Avilés, que coordina la 11ª edición del Simposio Internacional sobre Tratamiento con Células Madrid e Innovación Cardiovascular. Este experto ha insistido en la necesidad de encontrar una solución para evitar o prevenir el desarrollo de insuficiencia cardiaca secundaria a la destrucción del corazón por un infarto.
Los tratamientos farmacológicos y otras terapias convencionales ayudan mucho, pero "han llegado a su techo de eficacia" y no aportarán ningún avance significativo en los próximos 10 años. "De ahí la necesidad de innovar en este campo con soluciones alternativas al trasplante", arguye el Dr. Fernández-Avilés.
Este experto recuerda que la medicina regenerativa cardiovascular nació de la hipótesis de que la utilización de células madre puede sustituir el tejido cardiaco por otro nuevo, evitando el desarrollo de insuficiencia cardiaca o provocando que la situación revierta hacia la normalidad. Tal como expone, la evolución en los últimos años de esta disciplina ha destruido el dogma que negaba la capacidad regenerativa de los órganos y hoy se sabe que el corazón posee células madre capaces de activarse y proliferar, aunque con una intensidad inferior a la que puede observarse en otros tejidos, como la sangre o la piel.
Además, prosigue, en la experimentación animal se ha observado que las células con alta plasticidad, como las células embrionarias, tienen la capacidad de colonizar y regenerar totalmente el tejido cardiaco infartado en modelos de enfermedad similares al humano, como el porcino. También se ha visto que células con menor plasticidad cómo las células madre adultas de diferentes procedencias (médula ósea, grasa, músculo esquelético o músculo cardiaco) tienen capacidad de regeneración cardiaca y, a través de diversos mecanismos, son beneficiosas para la evolución de los modelos animales de infarto de miocardio más similares a la clínica humana.
Estos hallazgos, agreta este experto, se han traslado a la investigación clínica con resultados que han sido diferentes según la gravedad y el estado evolutivo de la enfermedad cardiaca.
Células derivadas de la médula para tratar el infarto
A este respecto, el responsable de Cardiología del Gregorio Marañón sñala que las células derivadas de la médula ósea, añadidas al tratamiento convencional del infarto, tienen un efecto beneficioso que evita el desarrollo de insuficiencia cardiaca. Para saber si definitivamente debe recomendarse este tratamiento, explica, se esperan los resultados de un estudio financiado por la Unión Europea en el que participarán 3.000 pacientes de diversos países europeos y en el que España tiene un gran protagonismo.
La investigación de la terapia celular en los pacientes con infarto crónico también ha sido muy intensa, pero con resultados menos claros, dice el Dr. Fernández-Avilés. En las fases más avanzadas de la enfermedad no hay beneficio porque en esas etapas ya se ha producido una trasformación del tejido en una cicatriz en la que no sólo han desaparecido las células, sino también la estructura extracelular que las organiza y alimenta.
En estos casos, puntualiza, la única esperanza es la ingeniería tisular, es decir, la creación de tejidos y órganos bio-artificiales construidos con células madres implantadas en matrices de cadáver para poder trasplantar después este tejido fabricado a la medida al pacientes que lo necesita.