NEUROLOGÍA
Nuevo método para predecir el riesgo de ELA y Parkinson
JANO.es y agencias · 16 enero 2008
Científicos estadounidenses de la Clínica Mayo revelan que variantes frecuentes en ciertos genes multiplican el riesgo de desarrollar estas enfermedades neurológicas
Según la OMS, el 24% de la carga de morbilidad —años de vida sana perdidos— y aproximadamente el 23% de todas las defunciones —mortalidad prematura— son atribuibles a factores ambientales evitables, que provocan cada año más de 13 millones de defunciones y casi un tercio de la carga de mortalidad y morbilidad en las regiones menos desarrolladas del planeta.
En los niños de 0-14 años, el porcentaje de muertes que podían atribuirse al medio ambiente es de hasta un 36%, mientras que más del 33% de las enfermedades de los niños menores de 5 años se debe a la exposición a estos riesgos, cuya evitación podría salvar la vida de 4 millones de niños cada año.
Las cuatro enfermedades en las que más influyen las malas condiciones ambientales son diarrea, infecciones de las vías respiratorias inferiores, diversas formas de traumatismos involuntarios y malaria. Por ejemplo, más del 40% de las defunciones por malaria y, según las estimaciones, el 94% de las debidas a enfermedades diarreicas —2 de las principales causas de mortalidad infantil— podrían evitarse mejorando la gestión del medio ambiente.
En concreto, la exposición a riesgos ambientales está detrás de 2,6 millones de defunciones anuales por enfermedades cardiovasculares; 1,7 millones de defunciones por enfermedades diarreicas; 1,5 millones por infecciones de las vías respiratorias inferiores; 1,4 millones por cáncer; 1,3 millones por neumopatía obstructiva crónica; 470.000 por accidentes de tráfico, y 400.000 por traumatismos involuntarios.
Entre las medidas que podrían adoptarse para reducir esta carga, figuran las encaminadas a conseguir un almacenamiento seguro del agua doméstica y la adopción de prácticas de higiene más adecuadas; el uso de combustibles menos contaminantes y más seguros; el aumento de la seguridad de las construcciones; la utilización y gestión más prudente de sustancias tóxicas tanto en el hogar como en el lugar de trabajo, y una mejor ordenación de los recursos hídricos.