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JANO.es · 15 abril 2008

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El dios romano que da nombre a nuestra publicación también protagoniza una peculiar exposición del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Una exposición que permite una mirada a los fondos fotográficos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía desde 33 puntos de vista, uno por cada artista seleccionado, que nos hablan de la cara actual de la fotografía, tanto de su técnica como de sus tamaños y soportes, sin olvidar la nueva forma de percibir y observar los temas clásicos del arte, como el retrato o el paisaje. De hecho, la muestra se organiza alrededor de tres ejes: Arquitectura: poder y política; El paisaje: poder y progreso, y Personas: el poder interior. El punto en común de los tres reside en los avances de la tecnología fotográfica, que permite grandes tamaños, colores brillantes y profundos, guiños y juegos a la realidad a través de programas informáticos y nuevos soportes. Todo ello hace que los temas tradicionales sean vistos con ojos de presente y futuro, provocando recuerdos en el espectador de la tradición artística de Occidente.

La medicina y la fotografía

Ambos motivos miran en dos direcciones opuestas pero complementarias y se basan en dicotomías muy claras que utilizan, y contraponen, los avances y técnicas del pasado con los del presente y futuro. Ambas disciplinas se nutren de la ciencia y las industrias ópticas y químicas.

¿Cómo olvidar que muchas de las operaciones actuales se hacen a través de pequeñas cámaras visuales o que la mayoría de los diagnósticos se realizan con imágenes estáticas que reproducen cortes longitudinales y transversales de nuestro cuerpo? ¿Cómo no agradecer a las industrias farmacéuticas sus nuevos fármacos curativos donde la química es el todo?

Y los artífices de la medicina y la fotografía, ¿acaso no nos sorprenden con su arte curativo y su arte de bellos instantes visuales? La elección iconográfica del dios Jano por parte de las dos disciplinas se fundamenta en el acaecer histórico, que tiene la peculiaridad de poseer una doble representación en el tiempo, su ligazón al pasado y su pertenencia al presente que lleva al futuro. La forma intuitivamente más sencilla que adopta ese vínculo con lo actual se da en cada cosa que experimenta una transformación a lo largo del tiempo. Sin embargo, esa misma mirada al pasado, diferencia la fotografía de la medicina, pues la historia de una se inicia en 1827 d.C. cuando Niepce, experimentando con nuevos materiales para poder sustituir el vacilante trazo de su mano con el pincel, consigue fijar la primera imagen permanente del patio de su casa, mientras que los primeros datos históricos que tenemos de la medicina, a través de los papiros de Edwin Smith y de Ebers, se remonta al 1600 a.C., al final del II Periodo Intermedio durante la XVIII dinastía de la civilización egipcia, pero ambas necesitan partir del pasado para avanzar hacia el futuro.

Resulta curiosa la elección de la misma divinidad para dos actividades, la medicina y la fotografía,aparentemente tan diferentes,pero firmemente unidas por su dependencia de los avances científicos y tecnológicos, y consideradas un arte desde sus inicios. Siempre se habló del arte de la medicina, y la fotografía vuelve a retomar, tras un siglo de corta existencia, la categoría artística. Los motivos que favorecen la elección de esta deidad son muy parecidos en ambos casos.

En el número 1 de Jano, Medicina y Humanidades, que vio la luz el 29 de octubre de 1971, podemos leer: “Fue el dios Jano, divinidad menor, popular y expósita, sin sacerdotes propios ni ritos solemnes. Fue el dios de los inicios, de los orígenes, de las auroras y de ahí, por concreción simbólica, dueño y señor de las puertas celestiales. Algo así, colgando pedanterías, como un anticipo pagano de nuestro San Pedro, portero mayor del firmamento. Y así se le representaba, con un manojo de llaves en la siniestra y un a modo de chuzo en la derecha. Vemos a Jano, traviesamente y sin respetos, como un sereno o vigilante de nuestro tiempo rondando los vanos del Olimpo en espera del aplauso y llamada de los dioses mayores.

“Era este Jano, pues, protector de las salidas y de los regresos, celador de los portales del templo y de las puertas de las murallas y, por extensión, guía de los caminos por los que se va y se viene, se sale y se llega. Pensad ahora, si todas estas significaciones no se aproximan en mucho al papel del médico en nuestra vida… Pero, además, nuestro diosecillo es bifronte como bifronte pretende ser este papel que ahora os saluda. Una cara contempla a las humanidades, la otra a vuestro saber específico.” (Pascual Maisterra).

Mientras en el texto de Catherine Coleman, que da nombre a la exposición “Jano. La doble cara de la fotografía”, leemos: “En la mitología romana, Jano es el dios de las puertas, los comienzos y los finales, capaz de ver el pasado y vislumbrar el futuro. Las dos caras miran en direcciones opuestas y simbolizan el cambio y la transición. Esta selección de fotografías posteriores a 1990 de la colección permanente del museo refleja los cambios que se han producido. El carácter híbrido de Jano, que sólo se halla en la fotografía [nosotros, queridos lectores, sabemos desde hace 36 años que también se encuentra en otro lugar], se utiliza como una metáfora para la transformación que ha experimentado esta disciplina en un corto periodo de tiempo. Se puede resumir brevemente con dicotomías: analógico/digital, negativo/positivo, monocromo/color, veracidad/ficción, creación/manipulación, documental/artística. Y tres palabras bastan para explicar qué ha hecho posible este fascinante periodo de la historia de la fotografía: color, formato y digital”.

La muestra se organiza alrededor de tres ejes: Arquitectura: poder y política; El paisaje: poder y progreso, y Personas: el poder interior.

Arquitectura: poder y política

Al mirar las fotografías de arquitecturas nuestra mente evoca cuadros renacentistas o, en algunos casos, nos sentimos dentro de un espacio barroco, como ocurre en la obra de Günther Förg IG- Farben- Haus (1996) al reflejarnos en el espejo de dimensiones exactas al gran tamaño de las imágenes, integrándonos en ese juego espacial e ilusionista del espacio.

El paisaje: poder y progreso

La obra de Axel Hütte Vetlebreen (2000) nos traslada al romanticismo más puro del pintor alemán Caspar David Friedrich, con esos tonos fríos que se agrisan en la neblina del horizonte.

Personas: el poder interior

El fantástico retrato de Desiree Dolron Study for Xteriors XIII (2006) nos transmite el encanto de las escenas de género intimistas del siglo XVII de los Países Bajos, que entendemos a la perfección cuando nos acercamos a la biografía de la artista y nos enteramos de que es de Haarlem. Cuando vean la muestra, su bagaje personal les descubrirá más relaciones entre pasado y presente, devolviéndoles el placer de contemplar una obra artística que conserva los parámetros clásicos del concepto de belleza y que nos lleva, de nuevo, al espíritu del dios Jano.

Jano. La doble cara de la fotografía Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Hasta el 30 de diciembre de 2007

Texto: Victoria Eugenia Arenal
Fotografía: Fondo del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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