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ANGIOLOGÍA

Aprobado el dabigatrán etexilato para el tromboembolismo venoso

JANO.es y agencias · 03 junio 2008

Este anticoagulante oral de toma única diaria es comercializado por Boehringer Ingelheim como Pradaxa

El autor nos habla de la circulación de médicos, un hecho no exclusivo de España, sino de un mundo que tiende a la globalización, en el que los profesionales tienen cada vez más libertad de movimiento y las restricciones y las barreras tienden a desplomarse.

Mucho se habla sobre la falta de médicos y personal de enfermería. Causas, posibles soluciones, presuntos culpables, implicaciones para el ciudadano, para el gestor sanitario, para el político, para los propios médicos o enfermeras… Casi ha pasado a formar parte del paisaje sanitario español la figura del médico extranjero (no tanto aún para la enfermería) que, legítimamente empujado por la búsqueda de una vida mejor, ha decidido abandonar su país de origen y a veces sin ni siquiera balbucear la lengua castellana (no digamos en las comunidades bilingües) ha venido a España a probar fortuna. Vienen de Polonia o de cualquier otro país del Este, o bien de Iberoamérica (aquí sin problema de idioma), menos frecuentemente de África o de Oriente próximo.

A veces los propios empleadores, públicos o privados, van a buscarles a sus países, ofreciéndoles unas condiciones sin comparación con lo que allí tienen. Son anestesiólogos, pediatras, radiólogos… de muy variadas especialidades pero con el factor común de ser aquellas en las que hay más demanda y donde el desajuste entre necesidades actuales y previsiones (o la falta de ellas) más se hace notar.

Los complicados trámites burocráticos necesarios para convalidar el título no parecen ser un obstáculo para sus ansias de mejora. Tampoco la antigua resistencia numantina de algunas comisiones particularmente impermeables en sus criterios de aceptación por motivos diversos y que se van viendo presionadas por la cruda realidad (he sido durante bastantes años secretario primero y presidente después de la Comisión Nacional de Nefrología y he podido observar lo que ha venido ocurriendo en bastantes especialidades a lo largo del tiempo).

El fenómeno no es ni mucho menos exclusivo de España. Antes que nosotros lo han vivido los norteamericanos, los ingleses, los franceses… y en algunos casos hemos sido los propios españoles los emigrantes en busca de mejores oportunidades.

Hasta aquí una descripción de un fenómeno que a cada cual le puede gustar más o menos, pero que está ahí y parece que ha llegado para quedarse, porque la lentitud de cualquier cambio de tendencia en la relación oferta-demanda de profesionales sanitarios hace improbable que las cosas puedan cambiar a corto plazo. El mundo tiende a la globalización, los bienes, los servicios y las personas circulan cada día con mayor libertad, afortunadamente, y las restricciones y las barreras tienden a desplomarse. Todo parece muy positivo.

Pero recientemente he tenido ocasión de observar una consecuencia de este fenómeno para nada positiva. El liderazgo mundial de la ONT en el mundo de los trasplantes ha hecho que colaboremos con multitud de países que nos piden nuestra ayuda o nuestro consejo. Son de todo el mundo y necesitan trasplantar ante todo a sus pacientes en diálisis por razones médicas y sociales, pero también económicas.

Uno de estos países con mayor potencialidad es Túnez. Con una sanidad más que digna y una cobertura universal, y ello pese a no tener grandes recursos, están haciendo ímprobos esfuerzos por desarrollar un sistema de donación eficaz y aquí es donde entramos nosotros.

Uno de los mayores problemas se deriva del déficit selectivo de médicos especialistas y de enfermería. Francia, Suiza, Bélgica… como países francófonos y Arabia Saudí o los Emiratos Árabes son los objetivos de los sanitarios en busca de ingresos más elevados. Las autoridades sanitarias y los médicos que allí trabajan dan por perdida una batalla que les deja los hospitales vacíos de anestesistas, cirujanos… puestos clave para el desarrollo de su sanidad pese a que el estado tunecino ha invertido cuantiosos recursos en su formación.

Pese a haber leído informes de la OMS que alertan sobre el “robo” de médicos y enfermeras de África, Iberoamérica y Asia por parte de los países ricos y de que el déficit de sanitarios en el mundo puede llegar a los 4 millones, hasta que no se ven sus consecuencias directas no se llega uno a plantear que las formas de explotación de los recursos de los países pobres por parte de los poderosos adoptan hoy modalidades cada vez más sofisticadas.

“Casi ha pasado a formar parte del paisaje sanitario español la figura del médico extranjero que, legítimamente empujado por la búsqueda de una vida mejor, ha decidido abandonar su país de origen y a veces sin ni siquiera balbucear nuestra lengua ha venido a España a probar fortuna”

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