SALUD PÚBLICA

Avances en la lucha contra la malaria

JANO.es · 18 octubre 2007

Un informe de UNICEF indica que la distribución de mosquiteras con insecticida aumenta y que cada vez son más los africanos que pueden acceder a tratamientos adecuados

Una transformación por un sueño

Domingo Badía es uno de tantos personajes célebres que la historia ha dejado casi en el olvido. Las extrañas circunstancias en las que se produjeron sus viajes y la relación con un momento turbio de la historia política de España han precipitado dicho olvido, por lo que los datos de su biografía y de su obra son en ocasiones contradictorios y poco claros.

Se sabe que nació en Barcelona en 1767, pero por motivos de trabajo su padre y toda la familia se trasladaron a la localidad almeriense de Vera. La infancia de Domingo se convirtió en una época llena de historias y aventuras imaginarias que giraban en torno al mundo árabe ya que la población de Vera mantuvo costumbres andalusíes hasta bien entrado el siglo xx. Desde entonces, Domingo tuvo claro el objetivo de su vida: visitar Tombuctú, la ciudad de la puerta del desierto donde se reúnen las tribus bereberes.

Aunque no recibió nunca formación académica oficial, lo cual le produjo muchos detractores, Domingo poseía una mente inquieta y ávida de conocimiento. Dedicó su adolescencia y comienzo de juventud al estudio de disciplinas tan aparentemente distintas como los idiomas, la ingeniería, la astronomía o las matemáticas, además de ser un gran conocedor de la geografía y la cartografía africanas. Este espíritu le condujo a escribir un tratado titulado Ensayo sobre el gas y la máquinas o globos aerostáticos. Al año siguiente comenzó a dirigir un proyecto con subvención estatal para lograr construir un globo aerostático. Badía no logró su fin y además se arruinó. Dicen que gran parte del fracaso se debió a la mala gestión ministerial de licencias.

Una mente renacentista

Sin embargo, este fracaso económico y científico no frenó las inquietudes del joven y escribió el Plan de Viaje al África con objetos políticos y científicos. En el proyecto Badía describía el itinerario que seguiría a lo largo de tres años y que le llevaría a recorrer los territorios del Sáhara y llegar a Egipto. A Godoy le entusiasmó el plan pero la Academia de Historia no veía claro que un "aficionado" como Domingo Badía ejecutara una investigación inútil en tierras donde ingleses y franceses estaban realizando ya campañas de comercio e investigación. El almeriense de adopción no se rinde y transforma el proyecto en una estrategia política para infiltrarse en la corte marroquí con la que España no atravesaba un momento de buenas relaciones. Godoy se emociona con el plan y concibe en su mente a Badía como un espía español. El orgullo y egocentrismo llevan a Godoy a contar la nueva "acción política" española en el Diario de Madrid por lo que "el secretismo" de la operación se pierde.

Badía comienza a convertirse en Bek Abdallah y Muhamet ben Alí, conocido como Alí Bey. Decide hacerse pasar por un príncipe abasí criado en Europa y son muy pocos los que en África conocerán su verdadera identidad. Aprende leves nociones de árabe y viaja a París y Londres para adquirir el material científico que requiere: telescopios, brújulas y cronómetros.

La circuncisión

Alí Bey, gran conocedor del mundo árabe, se hace circuncidar en Londres por un prestigioso cirujano. Fue una experiencia dura, hasta tal punto que recomendó al que iba a ser su acompañante que no pasara por tal "prueba", lo cual fue adecuado ya que posteriormente Godoy decidiría que Domingo/Alí viajara en solitario.

Domingo sabía que, si bien no la exige, el Corán recomienda la circuncisión del varón, por lo que la gran mayoría de los hombres musulmanes han sido circuncidados en la infancia. Badía no quería levantar sospechas, ya que pensaba integrarse en la cultura islámica como uno más.

En 1812 salió publicado en francés el libro de sus viajes que no será traducido al castellano hasta 1937. Gracias a sus escritos y al libro de memorias de Godoy, sabemos que, tras conseguir la confianza del rey de Marruecos --gracias a que predijo un eclipse y su nombre pronto se hizo famoso en aquel país-- fue expulsado. Entonces decidió peregrinar a la Meca convirtiendose en el primer occidental del que se tenga noticia que logra introducirse allí.

En uno de los capítulos, describe la ceremonia de la circuncisión, que califica de "carnicería". El ritual de la circuncisión se daba en las tres grandes religiones; en el Antiguo Testamento, Abraham se hace circuncidar por mandato divino a los 99 años, y todos sus hijos también fueron circuncidados hasta que el cristiano Pablo de Tarso comenzó a predicar que para seguir los preceptos de Dios era necesario cuidar el alma y no preocuparse de aspectos físicos como aquél. Los cristianos poco a poco dejaron de practicarla, y, sin embargo, sigue siendo fundamental para judíos y musulmanes.

* Se han realizado estudios que parecen demostrar que disminuye el cáncer de pene entre los varones circuncidados y el riesgo de infección y fimosis.