CIRUGÍA
Banda gástrica más segura que bypass gástrico
JANO.es · 29 enero 2008
Según el cirujano Miguel Ángel Escartí, el empleo de la banda gástrica como tratamiento quirúrgico de la obesidad se asocia a un menor riesgo de muerte
El uso de madera, bosta, carbón y otros combustibles sólidos en fuegos a cielo abierto o en cocinas forma parte de la realidad cotidiana de más de la mitad de la población mundial. Esa práctica contamina enormemente el aire de los locales cerrados, con el riesgo consiguiente de que los niños sufran neumonía y los adultos, enfermedades respiratorias crónicas. En el ámbito mundial, la neumonía sigue siendo la principal causa de muerte en niños, responsable de 2 millones de defunciones al año.
Según el informe de la OMS Fuel for Life: Household Energy and Health, el uso de combustibles sólidos para cocinar causa cada año 1,5 millones de muertes en todo el mundo. El África subsahariana y el Asia suroriental son las zonas más afectadas, con 396.000 y 483.000 defunciones al año, respectivamente. La contaminación del aire en los locales cerrados afecta mucho más a las mujeres y los niños. En 2002, murieron por esta causa casi 800.000 niños y más de 500.000 mujeres.
Sin embargo, la buena noticia es que se dispone de soluciones eficaces. Si el número de hogares que utilizan para cocinar gas licuado, biogás o combustibles modernos aumentara en 100 millones, disminuiría en 473 millones el número de mujeres, niños o varones expuestos a los efectos nocivos de la contaminación del aire de los locales cerrados y en 282.000 el de muertes anuales por enfermedades respiratorias.
“Es inadmisible que cada año se pierdan 1,5 millones de vidas —muchas de ellas de niños— por causa de una innecesaria exposición al humo en los locales cerrados. Conocemos soluciones sencillas y asequibles; asegurémonos de que estén a la disposición de las personas que pueden beneficiarse de ellas”, afirmó la doctora española María Neira, directora de la OMS para Salud Pública y Medio Ambiente.
Para el Dr. LEE Jong-wook, director general de la OMS, “si los millones de personas pobres de los países en desarrollo dispusieran de combustibles más limpios y cocinas mejoradas, disminuiría la mortalidad en la niñez y mejoraría la salud de las mujeres. Además de los consiguientes beneficios para la salud, los programas de energía doméstica pueden contribuir a que las familias salgan de la pobreza y acelerar el ritmo de desarrollo”.
Según el informe de la OMS, el uso de combustibles domésticos más limpios puede rendir un beneficio económico —en forma de mejora de la salud y la productividad— equivalente a 7 veces la cantidad invertida. Una inversión muy rentable, ¿no?