DIABETES
JANO.es y agencias · 16 diciembre 2009
Una revisión de 18 estudios realizada por investigadores australianos muestra que la causa no es atribuible únicamente a la cafeína
Las personas que consumen más café, normal o descafeinado, o té parecen tener un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según una revisión publicada por un equipo de la Universidad de Sydney (Australia) en “Archives of Internal Medicine”.
Los autores señalan que en el año 2025 aproximadamente 380 millones de individuos de todo el mundo se verán afectados por la diabetes tipo 2. Aunque se sabe que la obesidad y la inactividad física aumentan el riesgo la enfermedad, añaden que sigue siendo incierto el papel de los factores del estilo de vida y la dieta.
Los científicos, dirigidos por Rachel Huxley, identificaron 18 estudios en los que se incluyeron a 457.922 participantes y que evaluaron la asociación entre consumo de café y riesgo de diabetes, publicados entre 1966 y 2009. Seis de los estudios, en los que participaron 225.516 individuos. También incluyeron información sobre café descafeinado, mientras que 7 de ellos, con 286.701 participantes, informaron sobre consumo de té.
Cuando los autores combinaron y analizaron los datos, descubrieron que cada taza de café adicional consumida en un día se asociaba a una reducción del 7% en el exceso de riesgo de diabetes. Los individuos que bebían entre 3 y 4 tazas al día tenían aproximadamente un 25% menos de riesgo que aquellos que bebían entre 0 y 2 tazas al día.
Además, en los estudios que evaluaron el consumo de café descafeinado, aquellos que bebían de 3 a 4 tazas diarias tuvieron una tercera parte menos de riesgo de diabetes que aquellos que no bebían ninguna. En cuanto al té, los que tomaban entre 3 a 4 tazas tenían una quinta parte menos de riesgo que los que no bebían té.
Los autores creen que el aparente efecto protector del consumo del té y el café parece ser independiente de una variedad de variables de confusión, lo que aumenta la posibilidad de sus efectos biológicos directos. Debido a la asociación entre el café descafeinado y el riesgo de diabetes, la asociación no se debería sólo a la cafeína. Según los investigadores, podrían participar otros componentes del café y el té, como el magnesio o antioxidantes como los lignanos o los ácidos clorogénicos.
Los autores concluyen que si se pudiera observar estos efectos beneficiosos en ensayos clínicos de intervención, los resultados tendrían importantes implicaciones para millones de pacientes con diabetes. La identificación de los componentes activos de estas bebidas abriría nuevas vías terapéuticas para la prevención de la enfermedad y se podría aconsejar a los pacientes con mayor riesgo que aumentaran su consumo de té y café, además de sus niveles de actividad física o la pérdida de peso.