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NEUMOLOGÍA

Día Mundial de la Tuberculosis

OMS y SEPAR · 24 marzo 2021

Un informe de la OMS y el ECDC muestra que la incidencia y la mortalidad disminuyen, pero advierte que la pandemia de COVID-19 ha impedido durante el último año que los afectados reciban una atención óptima.

Este 24 de marzo se celebra una nueva edición del Día Mundial de la Tuberculosis, bajo el lema ¿El tiempo corre¿, una frase tiene como objetivo transmitir la sensación de que al mundo se le está acabando el tiempo para actuar según los compromisos asumidos por los líderes mundiales para acabar con esta enfermedad.

Un informe del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la reducción del 19 por ciento de los casos de tuberculosis en Europa y del 9,4 por ciento de la mortalidad.

En 2019 se produjeron unas 20.000 muertes por tuberculosis en la Región de Europa de la OMS, lo que equivale a 2,2 fallecimientos por cada 100.000 personas, y unas 3.560 muertes por tuberculosis ocurrieron en la Unión Europea/Espacio Económico Europeo (UE/EEE), lo que equivale a 0,7 muertes por 100.000. Además, se registraron unos 216.000 nuevos diagnósticos de tuberculosis, lo que corresponde a 23,2 casos por 100.000.

Del mismo modo, 29 países de la UE/EEE notificaron un total de 47.504 casos de tuberculosis, lo que equivale a una tasa de 9,2 por 100.000. En la UE/EEE, la mayoría de las tasas específicas por país siguen disminuyendo, si bien en el informe se avisa de que la UE no está actualmente en camino de alcanzar el objetivo de acabar con la tuberculosis para 2030.

Alrededor del 83 por ciento de los casos estimados ocurren en 18 países, donde la incidencia es cinco veces mayor que la media de la UE/EEE. Cinco de los 18 países de alta prioridad se encuentran dentro de la UE/EEE y 13 se encuentran en Europa oriental y Asia central.

La disminución de la carga de tuberculosis puso a Europa en camino de alcanzar el hito de la Estrategia Poner Fin a la tuberculosis para 2020 y el objetivo del plan de acción regional para la reducción de la tasa de incidencia de tuberculosis. Sin embargo, existe una gran preocupación de que la pandemia de COVID-19 pueda poner en peligro el progreso reciente.

Ya se han observado impactos negativos en la prestación de servicios de tuberculosis y en las notificaciones en países con una alta carga, lo que se cree que indica que se han realizado las pruebas a menos personas, lo que significa que las personas con tuberculosis no diagnosticada no están recibiendo el tratamiento que necesitan y corren el riesgo de infectar a otras.

Resultados terapéuticos subóptimos

A pesar del acceso universal a medicamentos antituberculosos de calidad garantizada, los resultados del tratamiento en la Región Europea siguen siendo subóptimos. Solo el 77 por ciento de los pacientes completaron con éxito el tratamiento en 2019, muy por debajo de la tasa global del 85 por ciento. El éxito del tratamiento en la UE/EEE fue aún menor, y solo el 64 por ciento de todos los casos de tuberculosis notificados en 2018 se informó que habían completado su tratamiento con éxito.

Peor atención debido a la COVID-19

En nuestro país, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha advertido del riesgo de una peor atención a la tuberculosis derivada de la pandemia de COVID-19.

Esta sociedad científica recuerda que en el mundo hubo 10 millones de personas que enfermaron de tuberculosis en 2019 y se registraron 1,2 millones de muertes por su causa entre las personas VIH negativas y 208.000 muertes entre las VIH positivas. Entre los afectados de 5 años o más, el 56 por ciento fueron hombres y el 32 por ciento mujeres y, por debajo de los 5 años, hubo un 12 por ciento de niños con tuberculosis. Entre estos hubo un 8,2 por ciento que además tenían el VIH, según el Informe Global de Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recoge los últimos datos de la tuberculosis en el mundo, que datan de 2020.

"Los esfuerzos se han centrado en la lucha contra la COVID-19. Los recursos en investigación pueden disminuir en el caso de la tuberculosis, contra la que se ha de investigar en nuevos fármacos y vacunas. Hay varias vacunas en desarrollo en España, una de ellas en la Universidad de Zaragoza y la Ruti en Barcelona. El rápido desarrollo de la vacuna para el coronavirus ha sido un ejemplo de que el trabajo de la ciencia se efectúa con el apoyo de una fuerte inversión, que también es necesaria frente a la tuberculosis", comenta José María García, director del Programa de Investigación Integrado de Tuberculosis de la SEPAR.

En referencia a la atención a la tuberculosis, la irrupción de la COVID-19 ha supuesto una suspensión de la rutina de los servicios de atención sanitaria para la tuberculosis en muchos países. Un editorial publicado en Archivos de Bronconeumología ha concretado en qué ha consistido este impacto de la COVID-19 en la tuberculosis, a la luz de algunos estudios importantes y recientes al respecto. Después de los tres primeros meses de pandemia, se envió una encuesta a 165 países, de los cuales el 42 por ciento informó de interrupciones parciales en la detección y el tratamiento de los casos de tuberculosis.

Otro estudio internacional publicado en el Journal Infectious Diseases, realizado por la Global Tuberculosis Network (GTN) en 33 centros de 16 países de los cinco continentes, entre ellos España, detectó un decremento de los servicios sanitarios para la tuberculosis durante los primeros 4 meses de la pandemia, en los que muchos países declararon el confinamiento de la población, respecto a los primeros 4 meses de 2019.

En concreto, se encontró que el 82 por ciento de los centros mostraron una reducción de los casos de tuberculosis asociados a las altas hospitalarias; el 84 por ciento una disminución de los casos de tuberculosis activa recién diagnosticados; el 95 por ciento una disminución de los casos de infección latente de tuberculosis (ILTB); y el 75 por ciento y el 81 por ciento de los centros, mostraron menos visitas ambulatorias de tuberculosis e ILTB.

Según este estudio, la interrupción y decremento en los servicios sanitarios a la tuberculosis se debieron a varios factores, como la reasignación de los recursos humanos que atendían a los pacientes con tuberculosis a la atención a la COVID-19; al temor de los pacientes a acudir a los servicios sanitarios para no contagiarse con el SARS-CoV-2 o por las dificultades para acceder a los servicios médicos, aunque los desplazamientos por esta causa estaban permitidos.

Después de este confinamiento estricto durante 3 meses y una recuperación prolongada de este, se estima que podría haber 6,3 millones de casos adicionales de tuberculosis entre 2020 y 2025 y 1,4 millones de muertes adicionales por tuberculosis durante este tiempo e implicaría una regresión de entre 5 y 8 años en la lucha contra la tuberculosis, según un documento de la OMS con consideraciones sobre el impacto de la COVID-19 en la atención a la tuberculosis.

El infradiagnóstico y el retraso diagnóstico de la tuberculosis, que se han producido durante la pandemia, también están detrás de este empeoramiento de los datos epidemiológicos en esta enfermedad, pues se estima que una reducción de la detección global de la tuberculosis en tres meses puede conducir a un 13 por ciento en el incremento de muertes por tuberculosis, lo que significa regresar a las cifras de mortalidad que se registraron en 2015.

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